lunes, mayo 25, 2009

Simpatía por el diablo

Publicado en Milenio semanal el domingo 24 de mayo.

El libro de Carlos Ahumada Derecho de réplica podría llevar como subtítulo “De la honestidad valiente a la corrupción cobarde”. La historia del empresario mexicano —sí, mexicano por naturalización— extorsionado por funcionarios perredistas contiene todos los elementos de una tragedia cinematográfica. En clave confesional y que se quiere autocrítica Ahumada exhibe —con redacción chabacana y a menudo sensiblera— su fanfarronería de tintes megalómanos y la torpeza casi suicida que lo llevaron a empantanarse en una red de relaciones perversas de la que saldría muy mal librado: su detención en Cuba y 1,131 días de prisión en México; la traición de sus abogados, de Carlos Salinas y de Diego Fernández de Cevallos; amenazas a su familia, la pérdida de sus empresas y el escarnio mediático (véanse las fotografías donde aparece en calzones tomadas y publicadas por La Jornada y Proceso en el Reclusorio Norte, al mejor estilo del amarillento Alarma!).
Derecho de réplica está conformado por las respuestas a las preguntas de dieciocho periodistas —Ahumada invitó a 39 de ellos, pero solamente ésos accedieron a cuestionarlo. Luis González de Alba lo interroga: “¿Cómo se te ocurrió la buena idea de videograbar y por qué resultó tan mal lo que debió ser una bomba que no dejara ni polvo del Mesías?”
Lo que había empezado como una relación de trabajo entre la constructora de Ahumada —Grupo Quart— y varias delegaciones del Distrito Federal se convirtió en una espesa maraña de contratos y transacciones que comprendían la realización de obra pública, contribuciones al financiamiento de campañas políticas y la entrega de millones de pesos a René Bejarano y Gustavo Ponce —operadores de López Obrador—, quienes le aseguraban que así conseguirían la liberación de pagos por trabajos ya hechos. El entonces jefe de Gobierno del D.F. tenía la vista puesta en la presidencia del país y necesitaba eliminar de la competencia a sus rivales Rosario Robles y Cuauhtémoc Cárdenas, lo que consiguió con métodos antidemocráticos. La relación sentimental de Ahumada con Robles, ex jefa de Gobierno, había provocado el castigo de López Obrador al Grupo Quart, a pesar de que éste había ganado la licitación para construir los segundos pisos del periférico (de los que no se sabrá su costo sino hasta 2016). La voracidad de Bejarano, Ponce e Ímaz parecía no tener límites, por lo que Ahumada decidió grabarlos para poder demostrar apenas una parte de la inexistente honestidad del gobierno obradorista.
Desesperado, Ahumada narra que recurrió a Salinas de Gortari y a Fernández de Cevallos para que coordinaran la exhibición de los videos en la televisión. La reacción de López Obrador es demasiado conocida: desdeñó la podredumbre frente a sus narices y se dijo víctima de un complot —sin importarle que esa acción dejara al descubierto su propia descomposición.
Alentado por Salinas, Ahumada trató de refugiarse en La Habana, pero fue apresado y vejado por la dictadura de Fidel Castro. Deportado a México, la terrible venganza de López Obrador cayó con toda su furia: pasó más de tres años en la cárcel, sin un juicio apegado a derecho, con cargos falsos e incomunicado con la prensa —como en un Estado totalitario. Su familia sufriría incluso un atentado.
Hay dieciocho periodistas que podrían confirmar, precisar o refutar la versión de Carlos Ahumada, pero, sin duda, éste aprendió la más ruda lección de su vida. “No soy un santo, pero tampoco soy un diablo”, escribe.


Sin derecho de réplica
Luis González de Alba (Milenio diario, 25 de mayo).

Carlos Ahumada, mexicano por voluntad propia y no por azar de dónde nos parieron nuestras madres a los mexicanos por fatalidad, debió estar a 13 mil kilómetros de México para poder decir lo que no se le permitió durante tres años en la cárcel.

Yo escribí Los días y los años, mi narración del 68 contraria a la versión imperante del gobierno, en la cárcel de Lecumberri, llamada El Palacio Negro; escribí en una máquina de escribir que no fue introducida de forma clandestina, sino llenando una solicitud a la dirección del penal, compré papel en la tienda y contradije punto por punto la historia oficial. El gobierno estaba en manos de los presidentes Díaz Ordaz y Luis Echeverría, los feroces genocidas. Mi libro fue publicado por una editorial mexicana, ERA, y salió a la venta a todas las librerías. Se tardó unos meses en convertirse en best seller porque no hice una historia de los buenos derrotados por los malos, pero la podía haber escrito así. Es decir: no entorpeció el gobierno represivo y cruel de la torva burguesía aliada con el imperialismo ni la escritura, ni la impresión, ni la distribución.

Cuando mi libro apareció, a fines de enero de 1971, yo aún estaba preso en Lecumberri, o sea en las garras de los genocidas… Ningún comando fue por mí en la madrugada, nadie me puso una madriza.

Estuvimos un tiempo similar los presos del 68 y Carlos Ahumada, él un poco más pero, para su desgracia, no lo hicieron preso Díaz Ordaz ni Luis Echeverría, sino López Obrador y Alejandro Encinas. Por eso no le permitieron dar la conferencia de prensa que ahora está en librerías con el título Derecho de réplica. El mismo Alejandro Encinas que todos los domingos entraba a visitar a su amigo Pablo Gómez sin pasar por más molestias que las comunes, no le permitió las comodidades que el gobierno represor nos permitió a nosotros: televisores, radios, máquinas de escribir, libros, guitarras, flautas, partituras. Enviábamos cartas a las asambleas y se leían en altavoces. Teníamos derecho de réplica.

El mismo Alejandro Encinas, que sacaba sin problema documentos escritos, a máquina, en la cárcel por los dirigentes del Partido Comunista —su partido entonces, ahora es el PRID— llevó a un empresario mexicano extorsionado por el gobierno del DF a coserse los labios en protesta por el silencio que se le impuso. No tienes madre, Alejandro, y te pudrirás en el Infierno oyendo los discursos ñoños del Loco López por toda la eternidad para tu tortura.

Nosotros pusimos al DF de cabeza, no ordenamos desde la dirección, pero admitíamos la quema de camiones y trolebuses como males necesarios para contener una arremetida de granaderos. Carlos Ahumada lo que hizo fue cubrir al PRD de millones de pesos para sus campañas, millones nunca declarados por el PRD, calcula que unos 400 millones de pesos.

El gran error de Ahumada fue que esos cientos de millones los dio a la tribu perredista de Rosario Robles, no a la del Loco López, LoLo para abreviar, que fue luego la tribu que le puso una patada a los Cárdenas y a Rosario. ¿Es que no entienden?: LoLo se hizo en el PRI, dirigió el PRI, pidió puestos al PRI y sólo cuando no se los dio, renunció y denunció la corrupción del PRI. Así que sus métodos son los del PRI, pero refinados y bendecidos por asnos de “izquierda” que con ese halo de santidad lo han vuelto invulnerable.

Ese fue el crimen de Carlos Ahumada. Salimos de Lecumberri los presos del 68 y los que quisieron se convirtieron funcionarios, en senadores y diputados, unos de oposición y otros del PRI, pero con iguales salarios que superan el millón anual, más prestaciones, viáticos, pago de banquetes en El Cardenal, masajes y manicure, que superan el millón mensual. Ahumada salió de la mazmorra donde lo tuvo la “izquierda”, sin acceso a todo lo que los genocidas nos permitieron a nosotros, para ver todo su patrimonio perdido: sus empresas rematadas para pagar acreedores y empleados.

Y ahora LoLo va por esos andurriales gritando que Ahumada le da la razón, que sí hubo compló: ¡pero claro, idiota!, por supuesto que te querían acabar, como tú los querías, y los quieres, acabar a ellos. Te hicieron lo que tú les habrías hecho con videos en los que el secretario particular de Fox recibiera maletas de dólares y su secretario de Hacienda jugara millones en Las Vegas. Pero tú lo habrías hecho bien. Estos fallaron el golpe porque, como dijo Rosario, LoLo es un gato con nueve vidas.

www.luisgonzalezdealba.com

Tragicomedia con gripe

Publicado en Milenio semanal el domingo 17 de mayo.

Rosario de tragedias, guerras intestinas, invasiones, golpes y contragolpes de Estado, dictaduras, traiciones, levantamientos, represión y fraudes electorales. Un escenario de atraso, pobreza, explotación, discriminación, ignorancia, fanatismo, crimen y miseria política. Vivos resabios de esa historia desoladora resurgen a cada tanto en este país de embozados: bandidos, luchadores, zapatistas, soldados, gente de la calle.
En 1968 la exigencia estudiantil de modernizar el país fue exterminada con violencia, pero ése fue el comienzo de un largo ciclo que llevó a la apertura de un Estado regido por un solo partido durante siete decenios. El reemplazo del largo dominio autocrático por el panismo fue un fiasco para la mayoría de la población, que vio cómo los nuevos gobernantes adoptaban las antiguas maneras de practicar la política —atavismos y corrupción incluidos. El viejo partido oficial se recupera del desplazamiento y parece estar en forma para librar la próxima batalla en las urnas —a menos que en julio los electores decidan abstenerse o anular su voto para mostrar su aversión a una clase política insensible, cínica y voraz.
En 2006 el país perdió una valiosa oportunidad de seguir creciendo en estatura democrática cuando el candidato perdedor en la batalla por la presidencia acusó al ganador de haber cometido fraude. Millones le creyeron y reactivaron la proverbial desconfianza en autoridades e instituciones.
Ese mismo recelo ha aflorado en el reciente caso de la pandemia de influenza humana, calificado automáticamente de fraude o conspiración por agoreros que lanzan a la Red y a los medios a su alcance argumentos y explicaciones de toda índole, asegurando con suficiencia que se trata de una maniobra distractora para ocultar realidades más siniestras e inocultables —la crisis económica, los crímenes del narcotráfico— y hasta un ensayo de sociedad totalitaria. Para ellos esto es un velo fabricado para que el Estado imponga medidas represoras, como se ilustra en los paranoicos videos La doctrina del shock, de Naomi Klein y Alfonso Cuarón, y 7 días de cuarentena, entre otros retazos que circulan en YouTube y que van de entrevistas de Javier Solórzano con James Petras y arengas de Ofelia Medina a improperios al presidente y al secretario de Salud por su complicidad con una conspiración mundial que incluye a Obama, a Sarkozy, a la OMS y a la galaxia entera —sin faltar los reeditores de la tesis de la sociedad de control de Gilles Deleuze (región 4).
Como en 2006, no valen argumentos ni pruebas en contra. No importa que Marcelo Ebrard secundara aún con más dureza las medidas sanitarias de Calderón ni que Manuel Camacho fuera infectado por el virus o que Carmen Aristegui entrevistara a expertos en epidemiología —Patricia Volkow— o al ex secretario de Salud y ex rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente, quienes expresaron su respaldo a esas medidas.
Lo que sí existe en este país es un Estado de tradición autoritaria y paternalista, un sistema de salud casi descoyuntado, negligente, plagado de una burocracia soviética que es ya parte de la idiosincrasia nacional, más un estúpido desprecio por la investigación tecnocientífica y una educación que es la vergüenza de medio mundo. ¿Deberían extrañarnos los resultados de esa folclórica y explosiva fórmula?
Decía Schopenhauer que la vida humana oscila entre el dolor y el tedio, pero en la historia mexicana, por lo visto, no ha habido mucho lugar para el aburrimiento.

sábado, mayo 23, 2009

domingo, mayo 17, 2009

Replicante 19: La palabra y la lengua


Ahora sí, en todo el país.

Se aleja el virus de la influenza pero llega el virus del lenguaje, como decía William Burroughs. La nueva edición de la revista Replicante —no. 19, de mayo a julio— circula a partir de esta semana en todo el país con el tema “La palabra y la lengua”, con ensayos de escritores, académicos y periodistas sobre diversos aspectos del lenguaje en la sección central de “Pensamiento y reflexión”.
El lenguaje es el instrumento del pensamiento, y como tal ha sido el vehículo de grandes ideas y teorías, como la que desarrolló Charles Darwin en El origen de los especies. El biólogo José Javier Coz se pregunta qué términos y expresiones utilizó el revolucionario científico para expresar su teoría. Por su parte, el escritor cubano César Reynel define al lenguaje como un sistema complejo con capacidad de adaptación que, al igual que la evolución biológica, muestra un camino que va desde formas simples a estructuras cada vez más complejas. A su vez, el polémico intelectual estadounidense John Zerzan reflexiona sobre el lenguaje y su esencia: el símbolo; la sustitución, la pálida representación de lo que se presenta directamente ante nosotros, mientras que el sociólogo Héctor Villarreal escribe sobre el sistema de comunicación postindustrial o informático que favorece la pluralidad de relatos: una multitud de visiones pequeñas y fragmentadas de la realidad. Rafael Toriz y Carlos Bortoni, jóvenes escritores, discurren en torno a la megalengua china y el carácter connotativo de su escritura y en la sistematización del lenguaje como el fundamento del control social, respectivamente.

El ensayista Javier Toscano analiza el discurso del Estado mexicano, al que encuentra plagado de eufemismos. El periodista Salvador García desvela el mito de la originalidad en la escritura y remite a la noción de intertextualidad de Bajtín para recordar las relaciones que establece un texto literario no solamente con los discursos que le han precedido, sino también con los posteriores. Sobre el conflicto lingüístico en España —las lenguas y el poder— escriben los académicos españoles Pablo Santiago e Irene Sánchez González, mientras que la lingüista Sandra Strikovsky analiza la corrección política que ha pretendido eliminar el sexismo, el racismo, el clasismo y otros “ismos” del lenguaje; además, estudia el efecto de las palabras prohibidas o tabú en el pensamiento.

Los periodistas Andrés Bacigalupo y Jennifer Chan escriben en torno a la muerte de las lenguas: 53 idiomas extintos desde 1950. La académica venezolana Angelina Jaffé advierte sobre los usos y abusos en los discursos de Hugo Chávez. Por su parte el escritor Naief Yehya estudia el léxico de la opresión generado por el conflicto israelí-palestino y, en temas más amables, el ilustrador Jorge Flores-Oliver explica el lenguaje de los cómics y el crítico Hugo Hernández reflexiona sobre los efectos del sonido en el cine.

En la sección de “Apuntes y crónicas” la joven narradora Fernanda Melchor relata la historia de Evangelina Tejera, la reina del carnaval veracruzano que asesinó a sus hijos, y la periodista Blanca Juárez entrevista a hijos y familiares de prostitutas. Donato M. Plata entrevista a un exitoso productor de cine porno mexicano y Pedro Trujillo explora la biografía del célebre actor porno italiano Rocco Siffredi. Claudia Sandoval opina críticamente sobre la 28 Bienal de São Paulo y Taína Trujillo habla del cine del colombiano Miguel Urrutia. Hay también una historia de espías y guaruras de Vanesa Robles y un alegato contra el antisemitismo en ámbitos académicos por Dale Kaplan. Además, ensayos fotográficos de la tapatía Cecilia Hurtado, de la española Laura Silleras y del argentino Dany Barreto.

En la sección de “Reseñas y noticias” hay notas sobre libros cine, arte, literatura gráfica, música y la radio, sin faltar el cómic intelectual de Jorge Aviña —ilustrador del Libro Vaquero. En esta ocasión, la sección incluye una lista de las 10 peores películas de los últimos diez años del cine nacional según reconocidos críticos y escritores como Jorge Ayala Blanco, Javier Marías, José Felipe Coria y Naief Yehya.

Finalmente, en “El Folletón”, el periodista argentino Guillermo Piro habla de La ninfa inconstante, la novela póstuma del gran escritor cubano Guillermo Cabrera Infante. Alberto Chimal, Avelina Lésper y Francisco Arvizu, entre varios autores más, escriben de arte, cultura popular y política. Cierran con broche de oro esta edición los enigmáticos monos de Jis.

Contenido
RESEÑAS Y NOTICIAS
LIBROS Y AUTORES Los niños de paja, de Bernardo Esquinca – Al final del vacío, de J.M. Servín – El vampiro de la colonia Roma, de Luis Zapata – Entrevista con Luis Zapata – La heredera, de Andrea Chapela – Respiración del laberinto, de Mario Santiago Papasquiaro – “Tiempo fuera”, por Francisco Arvizu Hugues – 75 años de Juan Marsé – Espejo de tres cuerpos, de Odette Alonso – La sociedad de la decepción, de Gilles Lipovetsky - Bitchfest. Ten Years of Cultural Criticism from the Pages of Bitch Magazine, de Lisa Jervis y Andi Zeisler; The Sexual Contract, de Carole Pateman; Vetas de Ilustración. Reflexiones sobre feminismo e Islam, de Celia Amorós, y La segunda brecha digital, de Cecilia Castaño – “Buzón Hache”, por Heriberto Yépez – Electricidad, de Ray Robinson, y My Most Secret Desire, de Julie Doucet – La elegancia del erizo, de Muriel Barbery – Sobre Chuck Palahniuk – Diario de un loco, de Lu Hsun – Terrorista, de John Updike * CINE Dentro de la piel, de Jean-Marc Vallée – “El cómic intelectual”, por Jorge Aviña y Héctor Villarreal – Las 10 peores películas de los últimos diez años * MÚSICA Entrevista a Juan Son – Exorcizios sonoros, de Israel Martínez – “Prosa sonora”, de Javier Fernández * LITERATURA GRÁFICA, por Jorge Flores-Oliver * ARTE Cantos cívicos, de Miguel Ventura – Delirios de razón, de David LaChapelle * RADIO La Chora Interminable * REVISTAS La Mosca, a un año de su desaparición

APUNTES Y CRÓNICAS
Relato del Ángel del Asalto y los espías del “Ángel”, Vanesa Robles
Lenguaje visual de altares populares argentinos, Juan Batalla; fotos de Dany Barreto
Los otros. El cine del colombiano Miguel Urrutia, Taína Trujillo
Todos somos freaks, fotos de Laura Silleras, texto de Rubén Bonet
La rubia que todos querían. El caso de Evangelina Tejera, la Medea veracruzana, Fernanda Melchor
Hijo de puta, Blanca Juárez
Cártel Paraíso: pornochín casero/chilango para el mundo, Donato M. Plata
Rocco Siffredi, el vertiginoso instante del coito, Pedro Trujillo
Consideraciones finales sobre la 28 Bienal de São Paulo, Claudia Sandoval Romero
Arrojando luz sobre la difusión de las tinieblas, Dale Kaplan
Fragmentos, Rodrigo Márquez

PENSAMIENTO Y REFLEXIÓN
De Bojador a Buena Esperanza, César Reynel Aguilera
Darwin y el lenguaje, José Javier Coz
El lenguaje brevemente revisitado, John Zerzan
El lenguaje, instrumento para pensar, Raúl Olvera Mijares
Tecnología, comunicación y autonomía de los signos, Héctor Villarreal
Las galaxias ocultas, Rafael Toriz
En nombre del cosmos, Carlos Bortoni
El Estado eufémico, Javier Toscano Guerrero
El mito de la originalidad, Salvador García
Dos visiones sobre el conflicto lingüístico en España. 1. Una oportunidad, más que un problema, Pablo Santiago; 2. Compañera del imperio, Irene Sánchez González
Sobre el lenguaje políticamente correcto, Sandra Strikovsky
La fuerza de lo innombrable: las palabras tabú y su efecto en el pensamiento, Sandra Strikovsky
Desvanecer lo lejano. Ensayo fotográfico sobre la extinción, Cecilia Hurtado
Sobre la muerte de las lenguas. 1. La mujer que se llevó un idioma, Andrés Bacigalupo; 2. Réquiem por el evenki, Jennifer Chan
Usos y abusos del lenguaje chavista, Angelina Jaffé
La resistencia del “che”, Mario Sandoval
Léxico de la opresión, segregación y despojo en el conflicto israelí-palestino, Naief Yehya
Los cómics y el lenguaje, Jorge Flores-Oliver
El sonido —y las palabras— en el cine, Hugo Hernández Valdivia

EL FOLLETÓN
La ninfa inconstante, novela póstuma de Cabrera Infante, Guillermo Piro
Espero que les guste porque esta soy yó!, Alberto Chimal
Entrevista con Josu Landa, Ariel Ruiz Mondragón
El lenguaje de los sueños en el arte, Avelina Lésper
Gramáticas indígenas de los siglos XVI, XVII y XVIII. Entrevista a Salvador Rueda, Dulce María López Vega
Melancolía y lenguaje: desencuentros, coincidencias, Guadalupe Beatriz Aldaco
Prensa, graffiti y lenguaje en el puerto de Veracruz, Fernanda Melchor
La Gran Bestia. Vida de Aleister Crowley, de John Symonds, Jorge Flores-Oliver
24 cuadros de terror, de Christian González, Alberto Acuña Navarijo
Para comprender el país. Gomorra, de Roberto Saviano, Francisco Arvizu Hugues
El amanecer del narco-pop. El Cid, de Colmillo Norteño, Beam
Mátalas callando, Jis

Portada de Orlando López. Gráfica de Lizette Abraham, Mariana Ampudia, Dany Barreto, Margarita Carmona, José Luis Cuevas, Mike Giant, Alex Grey, John Hughes, David LaChapelle, Manuel Manero, Abraham Orozco, Laura Silleras, Bruno Stevens/Médicos sin Fronteras, Miguel Ventura

Replicante se vende en las tiendas Sanborns, las librerías Gandhi, Fondo de Cultura Económica, Educal Libros y Arte y otros puntos de venta en todo el país. En Tijuana: Librería Sor Juana (www.tijuanalibros.com) y Librerías El Día (Tel. 684 0908). En Guadalajara: puesto de periódicos de Av. Américas y Morelos; Librería México (Plaza del Sol); Cafetería El Sorbo (Plaza del Sol); Librería Ítaca (Marsella y López Cotilla).

Sitio web: www.revistareplicante.com
Contacto: editorial@revistareplicante.com
Replicante tiene un blog: www.revistareplicante.wordpress, en el cual los colaboradores abundan sobre noticias y textos de actualidad. Además, en el sitio web de la revista: www.revistareplicante.com, se publican otros textos que no se incluyen en la edición impresa.

martes, mayo 12, 2009

A la hermana república de Yucatán


Hoy por la tarde volaré a Mérida, invitado por la Universidad Modelo a dar un curso de periodismo cultural. Que me prepare psicológicamente, me dicen mis amigos Luis Castrillón y Adrián Curiel, entre otros, porque allá la temperatura no baja de cuarenta grados. Aprovecho para llevar ejemplares de la reciente Replicante, que ya circula en todo el país. Ya les contaré qué tal nos fue.

La doctrina de Klein


"Naomi Klein es la versión políticamente correcta de Salvador Borrego. De los malvados judíos a los malvados neoliberales, sus engendros literarios son equivalentes, intercambiables: inferencias desproporcionadas a partir de premisas arbitrariamente interrelacionadas, entre montones de nombres, cifras y citas. Periodista: a tus zapatos."
—Héctor Villarreal, “De conspirómanos”, revistareplicante.wordpress.com

Su primer libro, No logo. El poder de las marcas (2000), fue traducido a casi treinta idiomas y alcanzó ventas de más de un millón de ejemplares, con lo cual Naomi Klein se convirtió en una “referencia indispensable para quienes quieren informarse de verdad”, como dijo el periodista Antoni Doménech en Barcelona durante la presentación del segundo libro de la periodista canadiense y notoria opositora a la globalización —pero feliz beneficiaria de ella—, La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre (2007). El corto del mismo nombre —dirigido y producido por Naomi Klein, Alfonso Cuarón y Jonás Cuarón— no ha dejado de verse en la Red a propósito de la pandemia de influenza humana, pues con ese video los seguidores de esa doctrina “demuestran” que las medidas sanitarias del Estado mexicano son una imposición para distraer y asustar a la población.
Klein explica la doctrina del shock como “una estrategia política que la derecha republicana ha estado perfeccionando a lo largo de los últimos 35 años para utilizarla para distintos tipos de shock. Éstos podrían ser guerras, desastres naturales, crisis económicas, cualquier cosa que ponga a la sociedad en un estado de shock para imponer lo que los economistas llaman ‘terapia económica de shock’ —políticas rápidas procorporaciones que no podrían realizarse si la gente no estuviese en un estado de miedo y pánico”, para lo cual magnifica e interpreta a su conveniencia postulados del economista Milton Friedman, como éste: “Sólo una crisis —real o percibida— da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar opciones a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelve políticamente inevitable” (Capitalismo y libertad, 1962).* Aunque Friedman no se refería a recibir los desastres con aplausos, como lo presenta Klein, sino al hecho de que la gente cambia de manera de pensar cuando las viejas formas pierden vigencia.
Milton Friedman fue asesor de Nixon, Thatcher, Reagan y Bush Jr., pero Klein miente al convertirlo en consejero de Pinochet, cuya dictadura el economista consideraba terrible y despreciable. Después de una visita a Chile en 1975 para dar conferencias públicas, invitado por una organización privada, Friedman le escribió una carta a Pinochet en la que sugería un plan para acabar con la hiperinflación y liberalizar el mercado, algo que la junta militar hizo sólo hasta 1979, y dio consejos semejantes a la antigua Unión Soviética y a China. Sin embargo, Klein exagera, descontextualiza y distorsiona para concluir falsamente que la democracia y el capitalismo son excluyentes y que el libre mercado favorece la instauración de dictaduras y regímenes que torturan y asesinan. Miente, por ejemplo, cuando escribe que la masacre de Tiananmen se debió a que el Partido Comunista quería imponer el neoliberalismo, cuando eran los propios estudiantes los que exigían un régimen que se abriera a la democracia y a la libertad.
El historiador sueco Johan Norberg —del Cato Institute— rebate a Naomi Klein precisándole datos y fechas que ella manipula. En su reseña de La doctrina del shock escribe que las crisis no han favorecido el libre mercado ni la disminución del Estado: la I Guerra Mundial propició el arribo del comunismo a Rusia y la depresión económica provocó el surgimiento del nazismo en Alemania, por ejemplo, y concluye: “En ausencia de argumentos serios contra el libre mercado, no quedamos con las razonables críticas de Klein de torturas, dictaduras, corrupción y asistencia social corporativa. En esencia, su libro dice que las ideas de Milton Friedman sobre el gobierno limitado son malas porque los gobiernos son incompetentes, corruptos y crueles. Si hay un desastre aquí, no es culpa de él” (“Defaming Milton Friedman”, Reason, octubre de 2008; www.reason.com/news/show/128903.html). Un ejemplo que también contradice a Naomi Klein son las recientes medidas de Barack Obama para contrarrestar la crisis financiera, que han fortalecido al Estado y devuelto la confianza a la gente.

* Escribe Héctor Villarreal que “Uno de los principales errores de esta histeria —además de las calumnias- es atribuirle tanta importancia a Friedman. No es tan influyente como lo fue Keynes en su época. Si lo fuera hace por lo menos veinte años que se habrían levantado las prohibiciones a producir, distribuir, vender y consumir las drogas que ahora son ilegales; no habría tantos subsidios en Estados Unidos... ni Salinas hubiera creado Solidaridad (que el gobierno regale dinero es lo contrario a Friedman), etcétera. En época de Reagan fue cuando tuvo mayor influencia, pero no tanta como para abatir los valores religiosos conservadores o neoconservadores. Friedman no es ni el uno por ciento para Estados Unidos de lo que Marx y Lenin lo fueron para la Unión Soviética.

domingo, mayo 03, 2009

Gómez Peña y el performance inútil


[Publicado hoy en Milenio Semanal]
Los artistas Guillermo Gómez Peña, mexicano radicado en San Francisco, y Tania Bruguera, cubana residente en Chicago, presentaron simultáneamente el pasado 29 de marzo en la X Bienal de La Habana dos performances con la idea de que el público “transitara entre ambas obras de arte viviente y que incluso participara activamente en ellas” (“Cuando el público determina el destino final de la obra de arte”, carta pública electrónica de Gómez Peña).
Bruguera dispuso para su performance “El susurro de Tatlin no. 6”, en el Centro Cultural Wifredo Lam, un podio con un micrófono y un telón de fondo, invitando al público a pasar y “hablar sin restricciones durante un minuto” flanqueado por dos personajes con uniformes militares, quienes hacían posar sobre el hombro del participante en turno una paloma blanca, “como una reminiscencia del primer discurso de Fidel”, explica Gómez Peña en la carta citada. En tanto, éste desarrollaba su trabajo “Corpo ilícito” (véase www.pochanostra.com) con alegorías al colonialismo y la migración mientras leía un “poema épico en espanglish sobre la cultura de la violencia en Latinoamérica”.
“Ambos proyectos”, escribe Gómez Peña, “se planteaban como laboratorios efímeros para ejercer una suerte de democracia simbólica, imperfecta y radical”. Una declaración que resultaría demagogia pura ante la beligerante respuesta del público cubano. Frente al podio sucedía lo que Gómez Peña califica de “evento insólito”: después de los “testimonios conceptuales y poéticos” de artistas y curadores, de entre el público salieron varias personas “para expresar opiniones críticas en contra del gobierno, la censura y la bienal” —¿acaso esperaba que cantaran como en un karaoke?—. Entre los que usaron el micrófono para hablar de la falta de libertad y democracia en Cuba estuvo la bloguera Yoani Sánchez, quien remató su alocución deseando “que un día la libertad de expresión en Cuba no sea un performance” (véase en YouTube). Sin embargo, nuestro artista aún se pregunta si aquello fue un acto premeditado o “un gesto visceral inspirado por el momento”.
A las preguntas de “periodistas, curadores y artistas” que lo “acosaban” para que definiera su posición sobre la reacción del público cubano Gómez Peña se amparó en la escurridiza declaración del curador español Orlando Britto-Jinorio: “Estoy en contra de la injerencia de los extranjeros en el debate. Estoy a favor de la libertad de los pueblos para decidir su propio futuro; [...], y sobre todo estoy en contra de la injerencia de los estados en otros estados, en contra de los bloqueos inmorales y en contra de la doble moral, muy arraigada en Occidente”. Sólo les faltó que a continuación exaltaran la fiesta de libertad y democracia que se vive en países como China, Irán y Arabia Saudita.
Para Gómez Peña se trató de un “escándalo político” y acusó a los cubanos de haberle “aguado la fiesta”. El mexicano, que se las da de transgresor y transfronterizo, expresa su confianza en que “las llamas del escándalo se extinguirán muy pronto y la distancia nos permitirá recuperar la posibilidad de un análisis más complejo y meticuloso de la obra”.
Vaya, al temible MexTerminator, campechano Guerrero de la Gringostroika y hierático Aztec-HighTech que con sus sobadas transfiguraciones sueña con derrumbar fronteras y prejuicios, le preocupa más la valoración de su obra de arte “viviente” que la suerte de los desesperados cubanos que se atrevieron a exigir libertad en la asfixiante isla de Castro.