
Siempre lúcido, aguerrido y franco, mi amigo Julio Figueroa, de Querétaro, escribe estas líneas electrónicas en las que desliza una crítica a mi Dilema de Bukowski. Un abrazo, Julio!
Escribir sin grasa. Palabras en cueros. Ideas al grano. Leer puras cosas que alimenten. Frotar alma con alma. En tus palabras hay una desesperación que no se ve en tus ojos, porque los escondes, ¿quién me dijo eso? Es que las palabras son los ojos y el cuerpo y el espíritu del palabrero rodante. Leo y escribo y camino para matar y vivir el tiempo. Pero la soledad no se deja matar y siento su angustia como un fuego quemando el cuerpo por dentro. Días sin agua y sin dioses. Releí dos veces Piedra de sol, chorro prodigioso de luz, leí todo el libro de mi amigo Rogelio, El dilema de Bukowski, y ahora releo los cuentos del propio Charles Bukowski: Se busca una mujer. Siempre me salva el día el viejo cabrón. Sus historias terrenales se me meten y me tocan el culo. Su prosa violenta de su violenta vida. Y en este librito está uno de los cuentos más subversivos que he leído en mi vida de lector: 'Los asesinos' (1973). Tan bueno en sus diálogos como el cuento del mismo nombre de Hemingway (lo acabo de releer, después de veinte años, en Hombres sin mujeres, oh) y tan brutal y explosivo como 'El cobrador' (1979) y 'Feliz año nuevo' (1975) de Fonseca. Sus personajes son los jodidos de la tierra cansados de estar jodidos, en el mundo sin alma en que vivimos, y tomando por propia mano su rebanada de pastel. Un pedazo de vida atroz. El libro de Rogelio está puntualmente informado y su crítica apunta hacia todos lados y casi siempre da en el blanco. ¿Qué falta? Quizá una prosa más creativa, más personal. Su rigurosa crítica del mundo no crea, por desgracia, otro mundo literario. El dilema de Bukowski no fue escoger literalmente entre la mierda fría y la mierda caliente, sino en cómo crear otro mundo literario al hacer la crítica del mundo de todos los días. Es decir crear su propia mierda caliente. ¿Qué crea Rogelio con su aguda crítica a todas las imposturas de izquierda, concentrándose en el lado oscuro de Monsiváis? He ahí la cuestión. Ponerse entero como el viejo cabrón de Bukowski. Algo trascendente se intenta y logra en su viaje a Los Ángeles y también en su escrito de Irlanda. Me gustaron los 'periquetes' de Arduro Suaves que no conocía:
-aprenda a hablar sin público.
-se pasó muy triste el día festivo.
-estado civil: cansado.
-navega con bandera de náufrago.
-me caigo mal, pero me levanto.