viernes, abril 28, 2006

Replicante 7. Ciudades

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A mediados de mayo, a la venta en todo el país...

De ética, periodismo y otras cosas

Sí, un poco abandonado, el blog... A veces ni me acuerdo de él. Hay quienes lo usan compulsivamente de confesionario, unos para publicar indiscreciones, otros para llamar la atención de los ciberincautos, muchos más para subir divertidos textos e imágenes. Otros, como yo, para estar de algún modo en contacto con amigos a los que no se ve con frecuencia. He querido postear la bitácora de lo que ha pasado desde que llegué a Guadalajara, hace ya dos meses, pero ni tiempo... Perdí varias semanas de trabajo entre la mudanza y la desempacada -y un par de breves viajes- y la revista saldrá un poco tarde, a mediados de mayo. Por fin hoy en la mañana (28 de abril) envié a la imprenta el no. 7. Pensé que no terminaría nunca. El tema ahora es "La deconstrucción de la ciudad". (Vean la portada acá arriba.)

Fui al DF casi de entrada por salida, a la extraordinaria expo de la iconografía del Che Guevara en el Centro de la Imagen (23 de marzo), coordinada por Trisha Ziff. Me encontré ahí a muchos buenos amigos, con los que me fui a cenar después. Entre los numerosos asistentes a la muestra estaban dos de los superasesores del Ombudsbaby (Alvarez Icaza, ya saben), Laura Gutz (por Gutiérrez) y otro que no me acuerdo cómo se llama (moreno, de bigote y barbitas). Me saludaron sonrientes, los saludé sonriente y les pregunté: Y siguen trabajando con ese muchacho? Gutz, aún sonriente, dijo que sí pero en ese momento los dos se dieron cuenta de que habían cometido un error (Huy!, es el que demandamos! El ex jefe de Publicaciones! El que publicó muchas de nuestras irregularidades!), así que la sonrisa se les desdibujó y se siguieron de largo. Me pregunto qué les habrá parecido mi texto, que estaba expuesto en alguna galería del Centro de la Imagen. Pronto saldrá el catálogo. De todos modos subiré ese texto antiguevarista en estos días.

Estuve también en Torreón (mi pueblote natal), en un encuentro de periodistas organizado por El Siglo de Torreón (cuyo lema, El defensor de la comunidad, es ironizado por el escritor lagunero Jaime Muñoz con el de El defensor de la comodidad) y la revista Día Siete, en la que yo colaboraba en tiempos mejores (para la revista, desde luego). En general bien organizado y con buena participación de ponentes y público, en su mayoría universitarios, el encuentro me permitió conocer al destacado periodista Marco Lara Klahr, que presentó una de las mejores conferencias. El ciclo de tres días cerró con la participación estelar de Lydia Cacho y sus Demonios del edén. Público numeroso y ávido de saber los pormenores de su secuestro ordenado por el Gober Precioso y todo lo que ya sabemos. El libro vale la pena, indudablemente, por la necesaria denuncia de criminales que abusan sexualmente de niños y de la red de pederastas protegida por funcionarios y empresarios del país y extranjeros. Sin embargo, el libro está pésimamente editado por Grijalbo, plagado de descuidos y errores de redacción, y lastrado por la espantosa y falsamente precisa jerga de la corrección política: esos 'los' y 'las' tan engorrosos y pesados que transforman el español en un idioma burocrático y lleno de tropezones. Lo más desafortunado es un capítulo en el que Lydia Cacho recomienda que no leamos a autores que según ella perpetúan visiones machistas y que reproducen situaciones de abuso a menores, como Gabriel García Márquez en Memorias de mis putas tristes y, sobre todo, Vladimir Nabokov con su Lolita. Un capítulo lamentable, mal informado y peor argumentado, ya que casi llega a equiparar a estos autores de ficciones y creadores de personajes y contextos complejos con los criminales de su denuncia. Como si tipos como Succar Kuri y Kamel Nacif -el Gober Precioso incluido- no fueran ellos mismos incluso personajes dignos de ser tratados como protagonistas de novelas siniestras, muchas de las cuales deconstruyen la psicología de criminales y otros torvos personajes. Como periodista, su trabajo es rescatable, aunque tiene mucho que aprender, sobre todo en investigación. Como crítica literaria, demasiado elemental. Peligrosamente maniquea e ignorante de la historia...

En Torreón, acompañado de mi querido amigo Peretto y de la periodista Miriam Canales, fuimos a la cantina La Ribera donde mi papá acostumbraba pasar las tardes huyendo del calor. Una noche divertida, llena de anécdotas y buena música de la rocola, aun cuando nos relegaron al "reservado", ya que las mujeres no pueden estar en el salón principal...

Hace unos días presenté al escritor de Culiacán Elmer Mendoza en el ITESO a los alumnos de Comunicación. No lo conocía personalmente ni había leído nada de él. Un tipo simpático, platicador y bonachón. Y buen escritor. Entre los estudiantes había varios que ya habían leído sus novelas, que tratan de la épica de los narcotraficantes. Ahora estoy leyendo Un asesino solitario. Su declaración, a una pregunta mía, de que no le gustaría que se legalizaran las drogas porque "se acabaría la parte épica", fue controvertida y comentada en algunos diarios locales. Al final, anunció la publicación de dos libros: uno de crónicas de viaje (en el que hablará de su visita a Paraguay) y una novela de anticipación, en la que habrá pequeños mexicanos creados artificialmente que consumirán menos y trabajarán más...

Hace varios meses ya, antes de venirme a Guadalajara, en el bar Xel Ha de la Condesa, varios amigos discutíamos -para variar- de política mexicana y de López Obrador. Entre ellos estaba Alejandro Páez, subdirector de la revista Día Siete, quien me sorprendió con su cándida y contundente confesión: AMLO es el bueno, el mejor. Ante mi estupor y mi réplica me pidió que escribiera algo para su revista y, además, me daría la portada. Todo fundamentado, eh?, me advirtió. Ok, lo hice, aunque varios meses después, por la mudanza a Guadalajara, la desempacada y la preparación del no. 7 de Replicante. Un texto limpio y bien documentado en el que demuestro que AMLO no es de izquierda, como creen muchos intelectuales y gente de la calle. Cuando lo llamé para decirle que estaba enviándoselo por el correo electrónico me dijo que quizá ya no sería tan fácil publicarlo porque "ahora la situación es otra" y tenía que sondear a los dueños de los diarios en que se encarta Día Siete. Muchos de los cuales, me dijo, podrían ser obradoristas y con compromisos ya amarrados con ese candidato y su neocargada (hasta ahora se han integrado más de 2,500 priistas a su campaña). Entendí esa situación y le pedí que no dejara de avisarme en cuanto lo hubiera leído y supiera si se publicaba o no. Esta misma semana te digo, me afirmó. Pasaron más de siete días y no tuve ninguna noticia suya, así que le escribí de nuevo preguntándole qué pasaba. El mensaje, sospechosamente, se rebotó y me quedé sin respuesta y sin saber si leyó mi texto y si acaso lo discutió con el director de la revista (Jorge Zepeda). Apenas anoche (16 de mayo) recibí una llamada de Páez para tratar de explicarme las razones por las cuales mi texto no se publicó en Día Siete. Vagamente, me explicó que no han publicado nada sobre política y además que han tenido una agenda muy cargada de trabajo... Vaya... Afortunadamente, el artículo en cuestión ha encontrado otras salidas más serias (el diario Milenio de Monterrey y próximamente en Metapolítica) y lo postearé aquí muy pronto. Sin embargo, me queda la duda: lo leyeron él y Jorge Zepeda? Hay algo en ese texto que pueda rebatirse? Si es así, perdió la oportunidad de armar un debate serio sobre las propuestas de los candidatos. Se molestó él mismo, acaso por las alusiones a sus nuevos compañeros de viaje del grupo Nexos (esa agencia de colocaciones en el gobierno, ahora claramente alineada con AMLO)? A quién podría ofender con la publicación de un texto que describe la personalidad y el 'programa' de un candidato zafio, intolerante y terco? Alejandro, cada vez que hables de ética y honestidad periodística acuérdate de que no fuiste capaz de darme alguna razón para publicar ese texto que desenmascara a AMLO como un político oportunista, conservador y hasta mochilón...

Hablando de revistas, pero qué feas han estado las dos últimas portadas de Letras Libres... caray! Esa foto de mi amigo Carlos Somonte de la costurera para el número de Pobreza es de veras mala, infame. Lo mismo que la anodina ilustración del número sobre el "poder ciudadano". Qué pasó, Álvaro, Julio? Bueno, en su descargo hay que decir que la crítica de León Krauze -en el número de mayo- al nuevo librito ilustrado de Denise Dresser y Jorge Volpi es demoledora... Qué caraduras!

Habrá que ver qué tal el resultado del boicot contra los productos gringos el primero de mayo. Lástima que los latinos del otro lado hayan retomado el nombre de una película tan mediocre y cursi (Un día sin mexicanos) para su movimiento.... Por cierto, conocí acá en un festival del ocio al hijo de Sergio Arau, Cuautli, un chaval simpático, a quien le dije que la película de su papá es mala como Madrazo... Hablamos un poco del abuelo Alfonso Arau y aquella magnífica película suya filmada en los años sesenta: El Águila Descalza... tan distante de los horrores del Zapata newagero y otros churros vergonzosos...