sábado, junio 14, 2008

viernes, junio 13, 2008

Batis


El maestro de maestros, Huberto Batis. Nomás para saludarlo y mandarle un gran abrazo desde aquí...

Marilyn y Truman


Guillermo Núñez (www.guillermoinj.blogspot.com) se acordó de esta célebre fotografía, a propósito de la foto de Pedro Meyer que usamos para la portada de Replicante 15.

En esta ciudad vivo...

Les dejo un texto de Juan José Doñán sobre la maltrecha Guadalajara:

Ciudad de segunda
En muchos sentidos, Guadalajara y su zona metropolitana se han ido perfilando como una ciudad de segunda, una ciudad que, entre otras cosas, vierte sus aguas negras, sin ser saneadas, al ya de por sí altamente contaminado río Santiago y con cuyo caudal se pretende dizque asegurar el abasto de agua potable para las dos próximas generaciones de tapatíos. Ahora sí que la serpiente acabaría mordiéndose su propia cola.
Guadalajara también es una ciudad en la que comienza a llover y se le multiplican los defectos: aparte de las constantes fallas en el suministro eléctrico, árboles caídos, semáforos descompuestos y baches a granel, aparecen otros inconvenientes mayores como fincas abandonadas -y otras ocupadas- que se vienen abajo, zonas de inundación, calles y pasos a desnivel que se vuelven intransitables, fallas y defectos peligrosas en el equipamiento urbano. Un buen ejemplo de esto último es lo ocurre ahora mismo con la fisura del colector de López Mateos, que ha obligado al cierre, por tiempo aún indefinido, del túnel de esa avenida en su cruce con Las Rosas.
Pero también en la época de secas Guadalajara es una ciudad llena de achaques y no poco calamitosa para quienes habitan en ella, con la contaminación atmosférica, los embotellamientos cotidianos, los coches que se siguen multiplicando y, como ya no caben en las calles, de un tiempo para acá ocupan también una parte de las banquetas, ante la indiferencia o la complacencia de las autoridades.
El crecimiento exponencial del parque vehicular se explica, en buena medida, por las limitaciones del rezagadísimo transporte colectivo de Guadalajara. Y como éste, con excepción del par de líneas del Tren Ligero, no es ni seguro ni garantiza llegar a tiempo, muchos tapatíos han optado por proporcionarse su propio medio de transporte. Con ello, han ido congestionando -y hasta desbordando- calles y avenidas, las cuales, durante períodos cada vez más prolongados, se convierten en impensados y descomunales estacionamientos.
Y mientras esto ocurre, las autoridades encargadas de poner al día el transporte público tapatío, salen con su domingo siete. Así, por ejemplo, Diego Monraz, director del Sistema de Tren Eléctrico Urbano (Siteur) acaba de decir que a Guadalajara no le conviene la ampliación de este sistema y, menos un, la instalación del Metro.
Las razones que da el funcionario de marras son más bien sinrazones, pues dice que aparte del alto costo que significaría ampliar la cobertura del Tren Ligero, la capacidad actual de éste viene siendo subutilizada.
Aunque sea lampiño, el señor Monraz miente con toda la barba. Para empezar, el Tren Ligero, al que desde su llegada al gobierno -hace ya más de trece años- las autoridades panistas no le han agregado un solo metro más, sólo cuenta con una línea y con la mitad de otra, lo que hace de él un sistema con una cobertura limitada e incompleta.
Por tal causa, este moderno sistema de transporte no lleva -ni acerca- a su destino a la mayoría de los tapatíos. Para ello, el Tren Eléctrico Urbano tendría que cubrir la ciudad, hacia los cuatro puntos cardinales y, posteriormente, también hacia las orientaciones intermedias que marca la rosa de los vientos.
Por otra parte, el director del Siteur se equivoca, asimismo, al decir que el área metropolitana de Guadalajara, con más de cuatro millones de habitantes, no da para la instalación de un sistema de Metro. Monraz se olvida de dos cosas: 1) cuando fue instalada la primera línea del Metro de la Ciudad de México, hace 42 años, la capital del país tenía menos habitantes que Guadalajara y su área conurbada, y 2), la planificación urbana, incluida la que tiene que ver con la movilidad, se hace pensando en el futuro y no anclándose en el presente.
Por lo demás, es cosa segura que si nuestra ciudad contara con un sistema de transporte colectivo moderno, rápido, eficiente y confiable, infinidad de personas que actualmente se mueven en su propio vehículo, se bajarían de éste para usar otro medio que los llevara más eficaz y ventajosamente a su destino.
Claro que los problemas y carencias que hacen de Guadalajara una ciudad rezagada, no se limitan a la movilidad urbana. También tienen que ver con la deficiente calidad de los servicios públicos, con el descuidado del medio ambiente y hasta con la no siempre buena educación de muchos ciudadanos. Pero ya habrá ocasión de hablar, con alguna amplitud, de éstos y otros achaques que han ido haciendo de la nuestra una ciudad de segunda.