miércoles, diciembre 10, 2008

Acabó la FIL


Pedro Meyer tuvo que hacer a un lado a las multitudes que se agolpaban frente al stand de Replicante para poder hacerme esta foto.

La FIL fue agotadora. Entre el acarreo de las cajas de revistas y el montaje, además de atender a la gente y otros tantos compromisos, acabamos molidos. El resultado fue bueno: vendimos unas 350 revistas y logramos nuevos amigos, lectores y suscriptores. Fue también muy satisfactoria en muchos sentidos. Con José Hernández Claire y Fernando Ordanza presentamos el magnífico libro de Pedro Meyer, Herejías, en el Museo de Arte de Zapopan. Participé con Heriberto Yépez en los Diálogos Interculturales entre México e Italia, y finalmente fui jurado, con Goyo Rodríguez, subdirector de El País, y Alejandra Xanic, editora de Expansión, del Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, que en esta ocasión fue para los hermanos Carlos Ernesto y Óscar Enrique Martínez D’Aubuisson por su reportaje "El infierno no acaba en Ixtepec", publicado en la revista Gatopardo, y que cuenta la vida de los inmigrantes centroamericanos que intentan cruzar México y el infierno que descubren a su llegada al país.
Me dio gusto ver a tantos amigos, y palpar en persona a aquellos que solamente conocía por medio del correo electrónico o por el Facebook y el MySpace. Hubo algunos personajes que pasaron de largo al verme, lo cual me hizo pensar en lo adolescentes que, en el fondo, siguen siendo. Ya les contaré más. Mientras tanto, va una versión del artículo que se publicará el siguiente domingo en mi columna Otra parte, del Milenio Semanal.


Foto de Omar Magaña que demuestra el espíritu de libertad y tolerancia que primaba en el stand de Replicante.



Pedro Meyer y un serviweb en la cabina de Radio UdeG en la FIL. Foto de Lilián Solórzano


Entre libros, nazis y escritores
La crónica de las peripecias de la inabarcable Feria Internacional del Libro de Guadalajara sería la obra monumental de un ejército de reporteros con el don de la ubicuidad, pues muchas de las discusiones más acaloradas se dieron no solamente en presentaciones y foros, sino también en pasillos, hoteles y fiestas. Una vez al año en el enjambre del gigantesco recinto se entrecruzan celebridades y personajes de los mundos de la literatura, el periodismo y la farándula, gurús de la nueva era, seguidores del Che Guevara, dianéticos parlanchines y contraculturales enmohecidos que darían pena ajena a springbreakers y demás fauna que suele aparecer en Naked Wild On. Hubo incluso un puñado de neonazis consternados por la cancelación de la conferencia que daría el nonagenario Salvador Borrego, autor de Derrota mundial, un best-seller que sostiene la tesis de la conspiración del judeomarxismo para apoderarse del mundo y que ya va en su edición no. 43 (la segunda edición, de 1955, fue prologada por José Vasconcelos).
Uno de los jóvenes que atendían el stand neonazi —donde también se vendían panfletos como Mi lucha y Los protocolos de los sabios de Sión— vestía de negro y calzaba vistosas botas militares. La camiseta lucía la insignia de las SS, pero su apariencia lo delataba como un no ario. Otro, de civil, ignoraba el verdadero origen de Los protocolos —una burda adaptación del Dialogue aux Enfers entre Montesquieu et Machiavel— y titubeaba ante mis preguntas. Entre las obras de rabiosos temas antisemitas que exhibían ahí había otras de ovnis y tradiciones esotéricas.
Podría pensarse que esos neonazis de pacotilla habrían ofrecido muestras de intolerancia y cerrazón, pero no fue así. Fue un puñado de tozudos seguidores de López Obrador los que se dieron gusto insultando a Luis Carlos Ugalde al final de la presentación de Así lo viví. No importaron los llamados al diálogo respetuoso ni el tono autocrítico del libro ni su irrebatible documentación: para ellos Ugalde seguirá siendo el artífice del fraude que “le robó” la presidencia al ex candidato populista y así lo gritaron, sin atender razones.
Otra expresión de intransigencia vino de un joven escritor francés que llegó con los ojos desorbitados al stand de Replicante. En sus manos agitaba la hoja arrancada del último número, en la que había una crítica a su libro Punks de boutique. Camille de Toledo inquirió sobre el autor de la reseña. Rubén Bonet es un escritor, como tú, le respondí, y si no estás de acuerdo con él escríbenos una carta. El también cineasta y colérico historiador zarandeaba la hoja y decía que eso era un insulto, pues el reseñista no había entendido nada. Escribe esa carta, insistí, pero no escuchaba. El diálogo era imposible, aun cuando esto no significara acuerdo o armonía. Me volví y lo dejé hablando solo. Vi de reojo cómo su pequeña figura furiosa se perdía entre la muchedumbre.
Otra escritora a quien la fama le ha sentado mal es Lydia Cacho, quien en su desnorteada cruzada contra el abuso de menores condenó de nueva cuenta a García Márquez —en una insufrible mesa sobre “El amor y el erotismo: entre la luz y la sombra”— porque su última novela “incita a la pederastia”. A la periodista más le valdría concentrarse en denunciar los crímenes del mundo real y no los de las ficciones literarias, pues a ese paso acabará por exigir la prohibición de la Biblia, de Las mil y una noches y de las obras completas del divino marqués, mucho más explícitas y alusivas al asunto. Es un mundo raro.

sábado, noviembre 29, 2008

Replicante en la FIL


Participaré con mis amigos Heriberto Yépez y Xhevdet Bajraj en los Diálogos Interculturas México-Italia, el sábado 6 de diciembre a las 5:30 pm, en el salón Pabo Neruda del Hotel Guadalajara Plaza Expo, en Mariano Otero 3261, a unos pasos de la FIL.

También en la presentación de Herejías, el nuevo libro de Pedro Meyer, en el MAZ, a las 8 p.m. Avisados.

Si vienen a la FIL no dejen de visitarnos en el stand JJ6.

martes, noviembre 18, 2008

Replicante 17. El lado B de la Historia


Vol. V, núm. 17, invierno 2008/2009

En la nueva Replicante escritores, periodistas, académicos y artistas revelan "El lado B de la historia"
[Da click en la imagen para ampliarla]
El número 17 de Replicante, dedicado a "El lado B de la historia", circula ya en todo el país. Con esta edición, la revista trimestral celebra su cuarto aniversario.

Los recuerdos y su salvamento a través del registro son parte de los elementos que construyen la identidad de los pueblos, de los países, de las etnias y de las personas. Quien haya visto los estragos causados por las enfermedades neurodegenerativas verá que lo más doloroso no es el deterioro físico sino la pérdida de la memoria: datos, fechas, rutinas, gestos y conductas son borrados arrancando las particularidades esenciales de quien se va.

Por algo lo primero que destruía —quemaba, reescribía o alteraba— un invasor era la historia del pueblo ocupado. Sin memoria, las nuevas generaciones asumirían las costumbres e ideas del enemigo sin oponer resistencia.

Si somos capaces de olvidar los grandes acontecimientos, sin mayor pena olvidamos aquellas pequeñas historias de personajes que han alterado el curso de sucesos trascendentes o que han ido contra la corriente, aun a costa de su vida. Son los casos extremos de Louis-Ferdinand Céline, cuya polémica biografía es revisada por la pluma de Mario Vargas Llosa, así como de Varlam Shalámov, escritor ruso que pasó veinte años en un campo de concentración en Siberia y cuya vida e insólita obra son analizadas por el académico español Carlos Martínez Gorriarán, en la secciónPensamiento y reflexión.

Asimismo, Pedro Trujillo y Gerardo Australia abordan respectivamente las vidas enigmáticas de Ambrose Bierce y Arthur Cravan, quienes terminaron sus días en México sin que hasta hoy se sepa qué sucedió con ellos. También se recuentan las vidas de la visionaria sabia Santa Hildegarda; de la primera novelista del mundo Murasaki Shikibu; del primer historiador mexicano Francisco Xavier Clavijero; del extravagante científico Henry Cavendish; del ácido humorista Enrique Jardiel Poncela; del contradictorio Pierre Drieu la Rochelle; del protonazi Arnold Krumm-Heller y su estancia mexicana, así como del fotógrafo Robert Capa en la Guerra Civil española.

El poeta Ángel Ortuño narra las intrépidas aventuras del último estridentista, Germán List Arzubide, y Salvador García rememora la peculiar concepción de la historia mexicana de Jorge Ibargüengoitia. Alejandro de la Garza escribe sobre Luis González de Alba y su lectura del 68 mexicano despojada de mitos. Además, ensayos sobre la historia, la ficción, la memoria y el olvido de José Mariano Leyva y Mariana Riva Palacio.

Los textos publicados en Pensamiento y reflexión son acompañados con pinturas de Daniel Lezama, de la serie "La madre pródiga".

En la sección Apuntes y crónicas se presentan los casos de "La monja y el asesino", "La escritura catártica desde una cárcel de mujeres", los "Apuntes para una crónica del crack en el Puerto", las "Memorias de Radio Futura", entre otros textos. Además se incluye el cómic "¡El Nobel para Monsi!", del dibujante Sergio Aviña (ilustrador de El Libro Vaquero, quien con esta entrega inaugura la sección del "cómic intelectual").

En El Folletón, Heriberto Yépez escribe una carta crítica a Carlos Fuentes en sus ochenta años; Héctor Villarreal analiza las alternativas de la izquierda en México y Daniel Sada, flamante premio Anagrama de novela, relata una pícara historia provinciana de fiestas estruendosas y enojos vecinales.

El espacio de Noticias y reseñas ofrece, como siempre, un acercamiento al mundo de los libros, el arte, el cine, la música y la literatura gráfica.

Replicante está a la venta en todo el país en Sanborns, Gandhi, Libros y Arte/Educal, Fondo de Cultura Económica, Palacio de Hierro y otras librerías y locales cerrados de prestigio.

Contenido general:
Pensamiento y reflexión Historias de la Historia, José Mariano Leyva *** Historia como ficciones, Héctor Villarreal *** Santa Hildegarda, Vianett Medina *** El príncipe de la casa de muñecas, Eve Gil *** Francisco Xavier Clavigero, teórico de la historia, Rubén Aguilar Valenzuela *** Cavendish. Antes de Mr. Hyde, Jesús A. Castañeda *** Ambrose Bierce, la moral del parricidio, Pedro Trujillo *** Cravan: el poeta que se perdió en México, Gerardo Australia *** Jardiel: hay que morirse de risa, Ivan González Vega *** Drieu la Rochelle: el traidor y el héroe, Antonio Ortuño *** Arnold Krumm-Heller, un nazi esotérico en México, Cuauhtémoc Vite *** Robert Capa en España, John MacDonald *** Germán Lizt Arzubide: ¿Creerían ustedes que no conozco Disneylandia?, Ángel Ortuño *** El último maldito. Louis-Ferdinand Céline, Mario Vargas Llosa *** Los Relatos de Kolymá, de Varlam Shalámov, Carlos Martínez Gorriarán *** Ibargüengoitia, el secreto para no morir en la historia, Salvador García *** De confusiones e iconoclastas, José Ramón López Rubí Calderón *** González de Alba: narrar contra los mitos del 68, Alejandro de la Garza *** Memoria, olvido, historia, Mariana Riva Palacio *** Kósovo, arte de un Estado en transición, Mara Muñoz

Apuntes y crónicas La monja y el asesino, Vanesa Robles *** El silencio manchado. Escritura catártica desde una cárcel de mujeres, Raúl Olvera Mijares *** El templo del vicio. Apuntes para una crónica del crack en el Puerto, Fernanda Melchor *** El nuevo terrorista emocional, Pablo Santiago *** Alfredo Astiz. La mañana del ángel golpeado, Mario Sandoval *** Rafael Álvarez Díaz. La congruencia vital, Xavier Villarreal *** A cara o cruz: memorias de Radio Futura, Enrique Blanc *** La furia y la poesía. Jeta de santo, de Mario Santiago Papasquiaro, Raúl Silva y Rafael Catana *** El cómic intelectual, Sergio Aviña

Noticias y reseñas Lectores que escriben *** LIBROS Y AUTORES La Independencia, de Antonio Annino y Rafael Rojas *** Fisuras en el continente literario, de Federico Vite *** México armado, 1943-1981, de Laura Castellanos ***Bogavante, de Adrián Curiel Rivera *** Las enseñanzas de don Juan y Viaje a Ixtlán, de Carlos Castaneda *** La lengua amenazada *** Grandes hits Vol. 1. Nueva generación de narradores mexicanos, de Tryno Maldonado (comp.) *** La invasión de los garbanzos *** Sun, Stone and Shadows. 20 Great Mexican Stories *** Tiempo fuera, Francisco Arvizu Hugues *** El himen como obstáculo epistemológico, de Esther Díaz *** Punks de boutique, de Camille de Toledo ***La filosofía feroz, de Michel Onfray *** Apples, de Richard Milward *** Hell's Angels. The Life and Times of Sonny Barger and the Hell's Angels Motorcycle Club, de Ralph Sonny Barger *** El profesor del deseo, de Philip Roth ***The Bedroom Secrets of the Masters Chefs, de Irvine Welsh *** Buzón Hache. Novedades en inglés, Heriberto Yépez *** CINE C.R.A.Z.Y., de Jean-Marc Vallée *** Diario de los muertos, de George A. Romero *** This Is Spinal Tap, de Rob Reiner *** MÚSICA Fate, Dr. Dog *** Prosa Sonora, Javier Fernández *** Knowle West Boy, de Tricky *** LITERATURA GRÁFICA, Jorge Flores-Oliver *** ARTE León Ferrari. Obras 1976-2008 *** Vik Muniz. Reflex *** Colors Magazine y Fabrica en México *** Yo soy un Don Nadie, de Jorge Alderete *** Cartucho quemado, de Alonso Guardado *** SUPLEMENTO Refectorio, suplemento poblano *** FOTOGRAFÍA Cities, History Images, de Sze Tsung Leong

El Folletón En los ochenta años de Fuentes. Carta a un viejo novelista, Heriberto Yépez *** Alternativas de la izquierda en México. O el indeseable triunfo moral de la izquierda, de la derecha o de lo que sea, Héctor Villarreal *** "Crónica de una necesidad", Daniel Sada *** La vergüenza se pierde una sola vez, Raúl Olvera Mijares *** Esa callada soledad, Rafael Toriz *** La aventura de Paul Bowles, Ramiro Aguirre *** Djuna y Carson, un afortunado desencuentro, Bibiana Camacho *** Tres historietas que cambiaron la historia, Jesús Serrano Aldape *** Las historias extraordinarias del psicoanálisis, Miguel Ángel Quemain *** El viaje de Aurelia y la técnica del éxtasis, Gilberto Prado Galán *** Entrevista con Jorge Ayala Blanco, Donato M. Plata *** San Lázaro 2001: ¿atentado terrorista o conspiración de silencio?, Gonzalo Soltero *** Breve historia de tres países breves, Andrés Bacigalupo

Portada: Jorge Núñez *** Gráfica de Jorge Alderete, María Alfaro, Gabriel Boils, Blumpi, Robert Capa, Angélica Escoto, Ingrid Hernández, Mayra Huerta, Carlos Jaurena, Guillermo Juárez Ledón, Sáranda Kika, Daniel Lezama, Uriel Parker, Pelafustán, Daron D'Souza, Verdette

Replicante está a la venta en todo el país en Sanborns, Gandhi, Libros y Arte/Educal, Fondo de Cultura Económica, Palacio de Hierro y otras librerías y locales cerrados de prestigio.

En Tijuana: Librería Sor Juana (www.tijuanalibros.com) y Librerías El Día (Tel. 684 0908)

En Guadalajara: puesto de periódicos de Av. Américas y Morelos; Librería México (Plaza del Sol); Cafetería El Sorbo (Plaza del Sol); Librería Ítaca (Marsella y López Cotilla).

Sitio web: www.revistareplicante.com
Correo electrónico: editorial@revistareplicante.com
Números atrasados: lectorio@gmail.com

Otra parte: textos recientes

Videografía de la crueldad

En 1977 o 1978 se exhibió en varios cines de la Ciudad de México un extraño y violento documental del que no encuentro mayores referencias: Hombre salvaje, bestia salvaje, en el que se mostraba durante casi dos horas fuertes escenas de crueldad y salvajismo, como la de unos granjeros colombianos armados que perseguían a indios amazónicos como si de animales se tratara. Una vez capturados los remataban y colocaban en su boca el pene amputado, entre risas y comentarios como: “¡Los indios no son hombres, son animales y se roban nuestros cultivos!”
A mediados de la década siguiente fueron muy populares las ediciones piratas de dos documentales igualmente morbosos: Trauma I y Trauma II, que se conseguían en puestos callejeros, sobre todo de la avenida San Cosme. En ellos se exhibía un verdadero catálogo de atrocidades, como un hombre que disparaba furiosamente a su esposa adúltera, dramáticos suicidios y milicianos negros que desprendían con una filosísima daga el pie de un ladrón en alguna parte de África. Una escena que se parece tanto a otra en que un paramilitar colombiano cercena de un limpio machetazo la mano derecha de un aterrado campesino; acto seguido, el parako sonríe a la cámara como si hubiera hecho una travesura. Un video de pocos segundos que alguien puso a circular en la Red.
Hannah Arendt descubriría, durante el juicio de 1961 en Jerusalén a Karl Adolf Eichmann, que éste era un hombre “terrible y aterradoramente normal” y así lo asentó en su polémico Eichmann en Jerusalén. Un informe sobre la banalidad del mal (1961). En el caso de ese funcionario nazi quizá la filósofa judeoalemana tenía razón, pero probablemente no en el de muchos otros que creían en las tesis hitlerianas de la pureza racial y se solazaban en la locura asesina del Holocausto, como los granjeros colombianos y la soldadesca africana, evidentemente complacidos con sus bestiales crímenes.
Elías Canetti escribió Masa y poder como una respuesta a Psicología de las masas, de Freud, con cuyas explicaciones había quedado insatisfecho. Aunque esos dos estudios fundamentales estaban inspirados por la avasalladora ola nazi que plagaba Alemania y amenazaba Europa, Canetti fue más allá para indagar en el pasado remoto de las turbas prehistóricas de cazadores y encontrar en ellas el origen de las modernas masas impulsadas por motivos religiosos, morales, raciales, políticos y económicos —o por una combinación de estos y otros factores.
Al desarrollar su concepto de muta, el origen primitivo de la masa o muchedumbre que sale a cazar o a acosar, Elías Canetti escribió: “Sale a matar y sabe a quién quiere matar. Con una decisión sin parangón avanza hacia la meta; es imposible privarla de ella. Basta dar a conocer tal meta, basta comunicar quién debe morir, para que la masa se forme. La concentración para matar es de índole particular y no hay ninguna que la supere en intensidad. Cada cual quiere participar en ella, cada cual golpea. Para poder asestar su golpe, cada cual se abre paso hasta las proximidades inmediatas de la víctima. [...]. La víctima nada puede hacer. Huye o perece. No puede golpear, en su impotencia es tan sólo víctima” [Masa y poder, 1960].
Ese patrón se ha repetido incontables veces en la historia de la humanidad y son millones de seres los que han muerto a manos de turbas enardecidas, para ser robados, castigados, eliminados. No parecen importar los miles de años de evolución, los métodos con los que se asesina hoy en día a inocentes o transgresores de alguna norma o mandamiento son los mismos que en la antigüedad. Lo prueban, entre millones de ejemplos contemporáneos, los linchamientos de policías en 2004 por una multitud enfurecida y azuzada en la delegación capitalina de Tláhuac y la inmisericorde lapidación en abril de 2007 de una chica de diecisiete años en Sinyar, provincia norteña de Irak, por haberse enamorado de un hombre de otra religión.
Doa Jalil Asuad, perteneciente a la secta yezidí —una mezcla de creencias islámicas con prácticas de la antigua religión persa derivada de las enseñanzas de Zoroastro y que adora a Melek Taus, considerado un demonio por cristianos y musulmanes—, fue condenada a morir bajo una lluvia de piedras por el hecho de haberse escapado con su novio, un sunita. Después de haber denunciado la fuga de la pareja, ésta no logró ir muy lejos. Capturada, de la custodia de Doa se hizo cargo un tío, quien prometió resguardar su integridad física. Mintió. El tío y otros miembros de su familia, yezidíes todos, desde luego, lincharon a la hermosa muchacha, ya saben, para “lavar la honra familiar”. En un patio, con exceso de crueldad y humillaciones, decenas de hombres la molieron a pedradas, levantaron su falda, le asestaron patadas y golpes y, finalmente, la remataron dejando caer un bloque de concreto sobre su cabeza. Los terribles e interminables minutos de estas escenas fueron registrados por uno de los asesinos con la cámara de su teléfono celular. Quizá él mismo subió el video a la red. El honor de la familia quedó a salvo y su demoniaco dios fue debidamente vengado. Nadie, ni Hannah Arendt, podría pensar que se trata de seres “aterradoramente normales”.

Cuatro amigos

Dice Bocaccio que los lazos de amistad son más estrechos que los de sangre y los de familia. Es cierto, aunque no hay nada más difícil de explicar que las razones por las cuales nace esa rara mezcla de amor y complicidad. Pienso en esto porque tengo un variopinto grupo de amigos en la alberca a la que voy de lunes a viernes. Ya entrañables, si consideramos el par de años que he dedicado a conocerlos.
Álvaro, argentino locuaz, nada con elegancia y en los descansos pide a gritos un café, como si estuviera en la piscina de un hotel. “Qué mal servicio hay aquí, ¿no?”, me dice y sonríe. Se enamoró de una tapatía en Buenos Aires y vino acá a vivir con ella y, a sus cincuenta años, empezar de cero. Vendedor nato, encontró acomodo en una agencia de viajes. Está feliz en esta ciudad donde, al igual que en su lugar de origen, viven las mujeres más bellas del mundo, “Y mirá que conozco el mundo, ¿eh?”, dice.
Al ingeniero Bistraín le fascinan los libros de la Segunda Guerra y está convencido de que el hombre nunca llegó a la Luna. “Eso es un engaño de los gringos”, dice, seguro de que ésa es la verdad. Le cuento de una película de 1978, Operación Capricornio Uno, que presenta el alunizaje como un fraude que fue filmado en secreto. “Debe ser buena”, me dice. Guillermo está a favor de la pena de muerte y cree que en este planeta ya somos demasiados: “Ya no hay espacio para todos”. Una vez me confió su admiración por Hitler: “Ese cabrón sí tenía huevos”. Le respondo que ese cabrón era un cobarde que se rascaba la piel hasta sangrar. Lo convencí de que no hace falta ser un asesino para poder regir con mano firme a un país. Bistraín me recuerda a otro amigo, panista, que cree en las patrañas de Salvador Borrego, ese nazi mexicano autor de Derrota mundial. Pero Guillermo detesta a los políticos de todos los colores, y más que a nadie a López Obrador, “ese gran mentiroso”.
El doctor Rodríguez, con sesenta y dos años a cuestas, como Guillermo, discute vivamente de política y justifica las acciones de López Obrador con sus peones y adelitas. “De no haber sido por él habrían privatizado Pemex”, explica con tono doctoral. Le digo que el petróleo se ha convertido en un mito y que Cuba —invariable ejemplo de soberanía y dignidad ante el imperialismo— no pone reparos a la inversión privada. Niega con la cabeza y sonríe. “El propio Peje la propuso en su Proyecto alternativo de nación”, le digo, “aunque después se retractó, ¿no es cierto?” Vuelvo a preguntarle: “A ver, doctor, ¿de quién es el petróleo en Estados Unidos?”
Nachito tiene setenta y dos años y nada 1,500 metros con la parsimonia de una morsa. Por las tardes disfruta extasiado de un par de tequilas. Es un devoto católico que visita todos los sábados el penal de Puente Grande para escuchar a los presos y ofrecerles consuelo. Ha intimado con criminales de cuidado y con inocentes que tardarán décadas en salir a hollar las sucias calles de Guadalajara —o de otra ciudad. Los domingos por la tarde suele ir al casino y apostar a los caballos, con lo que se ha embolsado unos pocos miles de pesos. Nachito se sorprende de mi ateísmo y me aconseja: “Deberías creer en Dios”, como un padre a su hijo descarriado. A veces él y su esposa viajan a alguna playa cercana, como Sayulita, donde se solaza posando su vista arruinada en las tetas de las rubias bañistas semidesnudas. “¿Me dejas verlas, vieja?”, le pregunta a la señora, quien asiente con una sonrisa benevolente.
Decía Baltasar Gracián que cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene. Me pregunto qué tanto hay ya de mí en estos viejos nuevos amigos.

Café en Buenos Aires

Espero en el hotel el taxi que me llevará al aeropuerto cuando un estruendo desconocido para mí rompe la calma de ese domingo por la noche. El botones me explica que se trata de la protesta contra la presidenta y sus medidas para cobrarles más impuestos a los productores de soya (soja, dice él). En la calle hay decenas de señoras que golpean cacerolas en los balcones de los majestuosos edificios del barrio de la Recoleta. Algunas han salido a la acera vestidas con batas y gorros de dormir. El escándalo se prolonga varias cuadras y se desvanece mientras nos enfilamos a Ezeiza. Así me despide Buenos Aires, la hermosa ciudad criolla de la que ya empiezo a sentir nostalgia.
Durante una semana soleada y tibia de mayo Buenos Aires me ha devuelto el placer de caminar largamente por calles de inusitada sobriedad y amplias avenidas cargadas de personajes que parecen actores, modelos, lo mismo la chica pelirroja que atiende el locutorio —una especie de café internet— que el taxista idéntico a un mozo Robert Redford. Un placer que la Ciudad de México me había quitado poco a poco, como un ladrón que sustrae del bolsillo de la víctima distraída, durante años, primero una moneda, después un billete, la cartera entera al final.
Recorro de ida y vuelta la Avenida 9 de Julio, quizá la más ancha del mundo, y lo mismo hago en la calle Florida. En el camino a San Telmo veo bailarines de tangos clásicos y milongas vertiginosas y compro unos cuantos libros polvosos. Entro a una tienda de discos para buscar CDs de cumbias villeras. “¿Son buenos éstos?”, pregunto al encargado. “Y, mirá, si te gustan está bien, pero si no son una mierda”, contesta con una franqueza que podría haber ahuyentado al fanático más fiel. Me gusta el acento de los argentinos y no veo en ellos esa arrogancia que a muchos de mis paisanos les irrita tanto. Acaso les incomoda esa tajante seguridad, sus maneras directas y sin la ceremonia que nos distingue.
Camino por la avenida Santa Fé hacia Palermo y de ahí emprendo la marcha a la Recoleta por la avenida del General Las Heras. Hay muy pocos mendigos y vendedores ambulantes, sobre todo indios bolivianos y negros caribeños ofreciendo baratijas. De la noche brotan los cartoneros para rebuscar en los botes de basura algo que puedan aprovechar o vender. Me detengo en cada puesto de periódicos y en todas las librerías. ¿Exagero si digo que nada más en Corrientes hay más librerías que en todo México? Librerías fascinantes atendidas por jóvenes de agudas miradas tras las gafas que viven absortos entre miles de volúmenes.
En la Avenida de Mayo el Café Tortoni festeja 150 años de haber sido fundado por el comerciante Giuseppe Tortoni, un napolitano que vendía helados en las calles de París. Entre bustos solemnes de los ilustres visitantes del pasado —Pirandello, Gardel, Storni, García Lorca, Rubinstein y, siempre, Borges— soy testigo de la memoria prodigiosa de los meseros, que seguramente están inventariados: son capaces de recordar la orden de hasta veinte comensales sin apuntar nada y sin equivocarse a la hora de servir a cada quien su platillo.
A un lado del parque San Martín, que también caminaba el joven Borges, hay un pequeño café desde el que oteo la tarde llena de sol entre expresos y alfajores y un servicio discreto y amabilísimo. Si las sonrisas se cobraran éste sería el café más caro del mundo.
No puede creerse que este Buenos Aires apacible y noble fue tan duramente ultrajado por la crisis de 2001. El regreso a mi país me entristece un poco.

viernes, octubre 24, 2008

Lo van a excomulgar al buen Jabaz!

Otra parte, nueva columna en Milenio Semanal

Desde el domingo 12 de octubre tengo una columna en la revista Milenio Semanal: "Otra parte". Aquí van los textos que publiqué ese día y el domingo 19.

Otra parte
Paisaje mexicano

Apenas doscientos kilómetros separan a Guadalajara de este antiguo asentamiento de guachichiles y caxcanes. Capital mundial del “piteado” —esos cinturones y otros artículos manufacturados con finos hilos de maguey o de plata—, Colotlán fue fundado en 1589 por el hacendado Lucas Telles y cuatrocientas familias tlaxcaltecas, feroces pacificadores de los chichimecas insumisos que asolaban esa región de lo que ahora es el norte de Jalisco y parte de Zacatecas.
A la mitad de la sinuosa carretera, horadada por chubascos inmisericordes, y después de haber dejado atrás barrancas y cerros reverdecidos, una huidiza caída de agua y el rejuvenecido y terroso río Juchipila —hediondo y enrojecido en la estación de secas, cuando recibe a su paso aguas negras, grasas y aceites—, la feraz geografía se despliega para presumir al viajero mesetas imponentes y formaciones basálticas que se antojan gigantescos templos prehistóricos. A los dos lados del horizonte descansan los macizos montañosos que han visto pasar insurrecciones indias y sangrientas guerras fratricidas. Un panorama salpicado por unos pocos sembradíos de agave o de maíz y que, de tan verde, compite con la lluviosa campiña irlandesa.
El contorno del norte de Jalisco es caprichoso y sus límites se hunden como un tosco tridente en el oeste zacatecano. A pesar de la vecindad con numerosos pueblos del estado vecino, los habitantes de Colotlán y poblaciones aledañas conservan su acento jalisciense.
El estado de contemplación se esfuma al llegar a Tlaltenango, cruzado por el río Xaloco, cuya furia estragó el pueblo en julio pasado dejando veintitrés desaparecidos y dos niños y una anciana muertos. Hasta entonces el río, que baja soñoliento de la sierra de Morones, nunca se había rebelado así, pero, explican los lugareños, las vacas muertas y tanta basura atorada en los puentes provocaron el desbordamiento.
En el camino recuerdo a Magali Cortés, que murió de encefalitis en octubre de 2007. Ella cruzaba a nado el envenenado río Santa Rosa para llegar a la escuela. Era inevitable que tragara un poco de esa agua. Con voz apenas audible, Magali, de trece años, le había pedido a Manuel Cota Jiménez, presidente municipal de Tepic, que construyera un puente. El funcionario se lo prometió —hay un video en YouTube—, pero el puente se levantó casi un año después.
Aparece también el ánima de Miguel Ángel, el niño muerto en El Salto diecinueve días después de haber caído al nauseabundo río Santiago. Le encontraron una gran cantidad de arsénico en la sangre pero César Coll Carabias, de la Comisión Estatal del Agua, sólo atinó a declarar que “vigilarán las descargas” de aguas residuales que las empresas vierten al río, pero “no habrá sanciones para quienes lo contaminen, pues no se trata de una medida recaudatoria”.
Unas semanas atrás, en Guadalajara, Laura fue tragada por una boca de tormenta sin tapa. Su cuerpo apareció días después en un canal a varios kilómetros de la ciudad. Otra noticia informa del deceso, entre dolores indecibles, de Mariana Miranda, de dieciocho años, por dengue hemorrágico. Se le había diagnosticado dengue dos veces pero solamente le recetaron paracetamol y un antibiótico. Después de muerta el secretario de Salud Jalisco, Alfonso Gutiérrez, dijo que había fallecido por una “infección de garganta”. “¿Cómo voy a creer que se haya muerto?”, pregunta su madre. “Oímos todos los días que tenemos que acudir a un centro de salud. Ahora, ¿qué hacemos? ¿Nos autorrecetamos?”, le preguntó a la periodista Vanesa Robles.
Colotlán no me parece tan feo como me habían dicho. Hay cibercafés y gente a caballo. Por la noche habrá velada en la casa del maestro Román Flores y otros académicos del Centro Universitario del Norte —de la U. de G. A sus sesiones semanales de discusión, tequila y comilonas las han bautizado burlonamente como “la Wikipedia”.
Por la mañana, después de caminar entre la parroquia de San Luis y los puestos de mercadería pirata, me dirijo al café de los portales y me siento a leer el diario que compré en una tienda de ropa.
Una hermosa niña de grandes ojos se acerca y me pregunta si puedo ayudarla. Su padre está en la cárcel, pero ignora la razón, me confía. Ella, su madre y su hermanito —que están en la esquina— son de Villa Guerrero, un pueblo cercano, y no han probado alimento desde anoche. Pongo veinte pesos en su mano y sus ojos se abren aún más. Sonríe y desaparece. Al lado del café hay una cerrajería cuyo dueño, un tipo alto y risueño, canta mientras va y viene en su motoneta. En una de sus ausencias llega una anciana a buscarlo, jala un perrito amarrado con un mecate. “Acaba de irse”, le digo. “¿Puede dejarle un recado? Voy a llevar el perro al veterinario”. “Con gusto”, apunto su nombre y dirección. Al llegar el cerrajero le paso el mensaje de la anciana y, cantando, sale tras ella. Ahora la niña del padre preso pasa corriendo frente a mí con una bolsa de plástico entre la manos y una sonrisa estampada en la cara. Me mira. Le sonrío. Dejo de leer el diario. En un rato más regresaré a Guadalajara por ese sinuoso camino colmado de historias.


Paradojas juveniles

En 1931 el escritor francés Paul Nizan publicó en su libro Adén Arabia estas líneas: “Yo tenía veinte años. No permitiré que nadie diga que es la edad más hermosa de la vida. Todo amenaza con la ruina a un hombre joven: el amor, las ideas, la pérdida de la familia, la entrada en el mundo de los adultos. Es duro aprender cuál es su lugar en el mundo”. Medio siglo más tarde, los entonces jóvenes escritores Naief Yehya y Guillermo Fadanelli, mandamases de la revista Moho, declaraban en el manifiesto de esa publicación contracultural: “No creemos en la juventud, eso está bien para los toros y las mulas”. Frases desmitificadoras que contradicen sentencias poco apegadas a la realidad como aquélla proferida en los ya lejanos años setenta por Salvador Allende: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”.
Fueron jóvenes en su mayoría los participantes en el movimiento de 1968 —hoy un buen pretexto para desmanes de porros y vándalos—, y también lo son los miles de católicos integristas que desearían ver instaurado el reino de Dios en la tierra y que se oponen al aggiornamento de la moral y las buenas costumbres —guiados por líderes de dudosa reputación. Nada más estereotipado, pues, que el vago concepto de juventud, sinónimo de paradojas y contradicciones.
Como paradójica y contradictoria fue la actitud de los anarcopunks que buscaban un enfrentamiento con la policía durante la Cumbre de Guadalajara en mayo de 2004. Muchos de los globalifóbicos patearon furiosamente los escudos de los policías, les arrojaron palos y piedras y escupieron contra ellos el fuego de latas de aerosol convertidas en lanzallamas de bolsillo.1 Sólo un ingenuo podría pensar que no habría una reacción. La represión —brutal, desmesurada, es cierto— se desataría muy pronto. Esa misma tarde la mano de hierro de un gobernador intransigente se hizo sentir en los cuerpos de decenas de jóvenes —muchos de ellos inocentes— que, tristemente, desean para este país un sistema semejante al de la Cuba castrista, con todo y su autoritarismo, falta de libertades civiles y probada ineficiencia. El mismo sistema que anhela para México la bolivariana veinteañera Lucía Morett, a quien puede verse en un video festejando al ya eliminado Raúl Reyes, alto dirigente de las narcoguerrillas de las FARC.
Paradójica y contradictoria la conducta de Andrés Gómez Emilsson —ese Archi salido del mundo bizarro de los cómics de Supermán— y de otro estudiante al gritarle “espurio” a Felipe Calderón y que en México “no hay libertad de expresión”. Aunque fue grave, por innecesaria, la detención de los dos muchachos por el Estado Mayor Presidencial, éstos no fueron golpeados ni encarcelados ni torturados o asesinados, como habría ocurrido en los tiempos del priato. (Desconcierta, sin embargo, que esos mismos jóvenes no hayan manifestado su indignación contra Marcelo Ebrard por la muerte de nueve adolescentes en la discoteca New’s Divine por culpa de la corrupta policía capitalina.)
Al aceptar el Premio Nacional de la Juventud de manos de un presidente al que no reconoce, el aplicado pero petulante mozalbete Andrés Gómez demostró su incongruencia. Sin rubor, declaró que sus “habilidades matemáticas” le hicieron “saber” que hubo fraude contra López Obrador, pero ignora que no hay nadie en el universo académico que lo haya probado. Dijo que hay estadísticas que lo llevaron a concluir tal afirmación, pero es evidente que desconoce los análisis de Javier Aparicio y de Fernando Pliego Carrasco —e incluso el muy cuestionado de José Antonio Crespo.
El galardón que recibió el preparatoriano es convocado por el gobierno federal, el mismo al que califica de espurio, pero aun así no lo rechazó. Si Calderón es un usurpador, como chilla un día sí y otro también Andrés Manuel López Obrador, ese premio también lo es. Y al haberlo aceptado legitimó al gobierno que dice desconocer. A la hora de felicitar al adolescente el “presidente legítimo” no reparó en esa notoria ausencia de lógica. “Llamar la atención”, como sólo quería Gómez Emilsson, es un acto oportunista que únicamente abona a la causa deslavada de un ex candidato presidencial por el que no votó la inmensa mayoría de ciudadanos. Hagamos cuentas, como le gusta al joven matemático: Calderón tuvo poco más de 15 millones de votos; López Obrador casi lo alcanzó; Roberto Madrazo más de 9 millones; Patricia Mercado rebasó el millón; Roberto Campa, 400 mil; además hubo casi 300 mil votos para candidatos no registrados y más de 900 mil votos nulos. La suma: más de 26 millones de votantes que no lo hicieron por AMLO —sin contar a los 29 millones y medio de abstencionistas—, quien sigue insistiendo en que el “pueblo bueno” está de su lado y que todos los demás son “traidores a la patria”. Números: ¿de cuántos mexicanos hablan, muchachos, cuando se refieren al pueblo bueno?

Nota
1. Aunque se dice que hubo infiltrados del Gobierno del estado, el tono de la manifestación fue estridente y beligerante. La 3ª Cumbre de la Unión Europea, América Latina y el Caribe en Guadalajara tuvo lugar el 28 y 29 de mayo de 2004; véase “Globalifóbicos vs. policía Guadalajara”, partes 1 a 4, en YouTube.com

viernes, agosto 29, 2008

Más represión en Cuba



Viernes, 29 de agosto de 2008
Defiendan a Cuba, pero a Cuba

'Nos dieron golpes.
No sé donde están ni Hebert ni Ciro.
Yoani escapó.
Creo que se llevaron a alguien pero no sé a quién.
La prensa lo filmó todo.
Llevamos una pancarta y gritamos.
La gente corría en masa y la Seguridad daba golpes
por unos segundos el concierto fue un caos.
Alertamos a la comunidad internacional a seguir de cerca el caso de Gorki Águila y del estado en que podrían encontrarse Ciro Díaz, Hebert Domínguez y Renay Kayrus, integrantes de Porno Para Ricardo, así como de la bloggera Yoany Sánchez.'

Este escueto comunicado, redactado en versos, es lo único que se sabe a ciencia cierta de lo que pasó anoche en la Tribuna Antimperialista de La Habana, ese lugar que los cubanos han bautizado como el Protestódromo y que ayer, mientras Pablo Milanés cantaba, se protestó por primera vez en contra del régimen de Fidel Castro, el convaleciente dictador cubano.
En el transcurso de la semana, decenas de artistas, escritores y periodistas cubanos firmamos una carta abierta a Pablo Milanés y a los que compartirían el escenario con él (Kelvis Ochoa, Polito Ibáñez, Santiago Feliú y Omara Portuondo, entre otros), pidiéndoles que aprovecharan 'la oportunidad de esa tribuna pública para pedir la liberación del músico Gorki Águila, cantante y director de Porno Para Ricardo'.
Ninguno lo hizo. Y mientras ellos cantaban, la Seguridad del Estado, eso órgano represor al que pertenecen los cinco espías encarcelados en Estados Unidos, patearon a los integrantes de la banda que están aún libres, reprimieron a la bloggera Yoany Sánchez y pisotearon el único motivo del salvaje acto: un cartel que decía 'Free Gorki!'
La escena de los policías y los sicarios de la Seguridad golpeando salvajemente a los asistentes al concierto, debió producir una especie de deja vu en Pablo Milanés, que vivió escenas muy parecidas en Santiago de Chile, durante la dictadura de Augusto Pinochet. Felizmente Chile hoy disfruta de una de las democracias más exitosas del continente, ahora es la propia patria de Milanés la única en América Latina que padece la ignominia de un tirano.
Muchos escritores y artistas dentro de Cuba, aunque estén en contra del encarcelamiento de Gorki Águila y probablemente de todos los presos de conciencia que hay en la Isla en este momento, continuarán callados por una cuestión de sobrevivencia. Es comprensible. Pero sería una vergüenza que firmen un documento condenatorio perpetrado por la UNEAC, el Ministerio de Cultura o cualquiera de las instancias del poder.
Los cantantes españoles Alejandro Sanz y Miguel Bosé manifestaron su rechazo a la detención de Gorki Águila y ya hicieron pública su solidaridad. No podemos decir lo mismo del dominicano Víctor Víctor y del puertorriqueño Danny Rivera, que mientras esto sucede, le cantan a los cinco espías en Nueva York. Ojalá que todos los artistas de Iberoamérica defiendan a Cuba con ahínco a partir de este momento. Pero que defiendan a la Cuba de todos los cubanos y no a la de un dictador moribundo que ha dejado a su país en las mismas condiciones que él.
Publicado por Camilo Venegas
www.elfogonerovenegas.blogspot.com

Un interesante comentario de Juan Antonio Molina:
Aquí tenemos un buen ejemplo para ilustrar la conversación sobre los dialectos y de paso encuentro un pretexto para combinar mis inquietudes políticas con las estéticas. Detrás de la detención del cantante de Porno para Ricardo hay una larga historia de rechazo al rock dentro de la cultura oficial cubana. No creo que ello se debiera a que ciertos funcionarios tuvieran un gusto estético demasiado conservador. Simplemente la cultura del rock tiene que ver con la articulación de un discurso sobre la libertad, de una manera que cuestiona las relaciones entre el individuo y el grupo, así como las relaciones generacionales y, por supuesto, las relaciones con los diferentes poderes que actúan en la sociedad.
En Cuba, cualquier discurso sobre la libertad entra en el rango de los dialectos, si no es generado, sancionado y 'redactado' desde las altas esferas del poder político. El rock, que no sólo es discurso, sino también práctica de la libertad, fue desplazado hacia los márgenes de la cultura cubana y fue (no sin razón) entendido como un fenómeno cultural de índole contestataria.
Dentro de la cultura del rock puede llegar a apreciarse la marginalidad como un elemento de respuesta o de resistencia ante los poderes establecidos. Porno para Ricardo puede incluso explotar (en términos ideológicos al menos) su posición marginal respecto al mercado internacional de la música. Pero creo que hay elementos de más peso para que su lenguaje entre en el rango de los dialectos, y es que su discurso es inaudito en el contexto cubano, más por la forma que por el contenido. Una manera tan directa y tan poco poética de dirigirse y oponerse a las autoridades, no tiene antecedentes en el arte cubano postrevolucionario, un arte que, por lo menos en los últimos tiempos, ha refinado sus mecanismos para estetizar la inconformidad. Por eso, si algo le molesta a las autoridades no es el 'ruido' que hace la banda en sus ensayos, sino el ruido que significan ellos dentro de un sistema (también lingüístico) construido de susurros, metáforas y retruécanos.
Ese sistema garantiza el orden en las relaciones entre los artistas y los poderes en Cuba. Violentar de una manera tan poco 'diplomática' ese orden no sólo es poco 'estético', sino incluso es poco "político". El discurso de Porno para Ricardo es poco estético, entre otras razones porque también es marginal respecto a la noción tradicional de belleza. (¡Cuán tímida parece ahora la manera melancólica en que Silvio Rodríguez hablaba de la libertad!) Y es poco político porque no deja margen para la negociación. Y a las autoridades les quedan solamente dos opciones: o reprimen brutalmente o encuentran otras fórmulas para negociar.
Blog: http://paginaenblanco-juan.blogspot.com/

Detenido, amenazado y liberado



www.pornopararicardo.com

Detiene Cuba a punk crítico del régimen
Es la segunda vez que el músico es detenido por las autoridades de su país
El cantante Gorki Luis Águila llama 'dinosaurio' a Fidel Castro

Jorge Ricardo

Ciudad de México (27 de agosto de 2008).- El gobierno cubano detuvo el lunes al músico Gorki Luis Águila, líder de Porno Para Ricardo, considerado el grupo de punk underground más contestatario de la isla, y se prevé que sea juzgado este jueves por 'Peligrosidad social predelictiva', un cargo por el que tener hasta cuatro años de cárcel.
'En el país de los dinosaurios, el que no sea verde y no tenga escamas es motivo de recelo. Ya el dinosaurio número uno dijo, en los años sesenta durante sus palabras a los intelectuales, poniendo previamente su pistola arriba del buró, que dentro de la revolución todo; fuera de la revolución ningún derecho', dijo el compositor de 39 años, en una entrevista con REFORMA poco antes de su detención.
Fundada en 1998, Porno Para Ricardo fue relegada a la clandestinidad por su crítica al régimen castrista.
'Si compartes mi oculto secreto, te diré que conspiro contra él / y millones a Dios le pedimos que haga ya detener su corazón / pues su vida es dolor repartido, / cuando antes se muera mejor. / Estos años de hambre y de sombras / llevan todos tu nombre Fidel', dice una canción.

¿Por qué eligieron la confrontación directa?
La forma indirecta es un recurso clásico en muchas tiranías, los artistas tienden a sugerir y a metaforizar o poetizar cuando tratan de hacer una obra contestataria. Incluso hay quien defiende que ésta es la única manera de hacer una obra que se enfrente a un régimen, alegando que si es directa carece del encanto poético del arte sublime, y por ende no es arte, además del obvio riesgo que conlleva. Yo puedo disfrutar también hacer una canción indirecta o de otro tipo de poética, pero en las que plasmo mi desacuerdo con el régimen siempre he preferido escupirles la verdad en la cara porque me parece más divertido.

En 2003, Gorki fue condenado a cuatro años de prisión acusado de posesión de drogas, pero logró salir en 2005 y en junio de este año fue llevado a una estación policial por 'conducta antisocial'' y se le había levantado un expediente por 'peligrosidad social'.

¿Cuál es su opinión sobre el Che Guevara?
Un asesino.
¿Qué es la Revolución Cubana para usted?
Una estafa.
¿Admira a alguien, algún músico, escritor, guerrillero?
En cuanto a músico admiro mucho a Alicia Alonso, escritor a Juan Formell y como guerrillero a George Bush.
¿Qué opina de las canciones de Silvio Rodríguez o Pablo Milanés?
Realmente me gustan, lo que no lo confieso mucho porque eso da pie a que después tenga que decir que me gusta Kiki Corona y Sarah González.
En México los grupos de rock, punk o metal realizan en sus letras una crítica al capitalismo y algunos se asumen como seguidores del Che Guevara o de la Revolución Cubana y usted hace lo contrario, ¿cómo explica esto?
El capitalismo es tremendamente criticable, al igual que el comunismo y que el socialismo, lo triste es confundir como alternativa algo contrario a lo que tú criticas, para mí defender mis ideas anticastristas no significa que esté implícita mi defensa al capitalismo, en mi opinión estos chicos que defienden a la revolución cubana y al Che, simplemente están confundidos y desinformados.
El próximo año se celebra el 50 aniversario de la Revolución Cubana, ¿cuáles han sido los beneficios y perjuicios que usted reconoce a la distancia?
Tendría que leerme varias veces el Granma Nacional (no el internacional) para responder esta pregunta. Pero además es un año más que suman 50, esa cifra tan enorme de decadencia y mentiras.

lunes, agosto 25, 2008

Bogavante, de Adrián Curiel Rivera


Si están en el pueblo este miércoles, acompáñennos a esta presentación...

El ITESO, a través del Programa de Literatura del Centro de Promoción Cultural, invita a la presentación del libro BOGAVANTE, de Adrián Curiel Rivera.
La presentación se llevará a cabo el miércoles 27 de agosto a las 19:30 horas en la Casa ITESO Clavigero ubicada en José Guadalupe Zuno 2083, Colonia Americana, entrada libre. En la presentación participarán el autor y los escritores José Israel Carranza y Antonio Ortuño. Moderará la mesa el periodista Rogelio Villarreal.
Desde luego, habrá coctel.

jueves, agosto 07, 2008

Lunes 11, en el Rojo Café


Enrique Blanc y este blogfirmante hablaremos del nuevo número de Replicante el lunes 11 de agosto en el Rojo Café. Si estás en Guadalajara date una vuelta.

jueves, julio 31, 2008

Replicante 16: Medios y democracia


Ya está a la venta en todo el país este nuevo número, de colección! (Bueno, como todos los demás.) Una edición indispensable para periodistas, estudiantes y lectores críticos, lúdicos y perspicaces. Aquí, el contenido:
APUNTES Y CRÓNICAS
El humo sobre Buenos Aires, Jesús Ernesto Parra
La historia de Agi en el Tíbet, Tayde Bautista
Los bárbaros revisitados, Adrián Curiel Rivera
La extravagante e interminable persecución azarosa-objetiva que me han propinado Vila-Matas y Sophie Calle, Karla Olvera
Los Argumedo, una dinastía dedicada a la fotografía de cine, Elisa Lozano
El norte según Jaime López, Enrique Blanc
Mayhem a dos décadas del nacimiento del black metal, Manuel Guillén
La última sorpresa de Svetlana, Cristian Jara
La Casa Azul y el efervescente sonido pop, Alberto Acuña Navarijo
Turismo cultural: desdén político, Vianett Medina
Tijuana siempre será Tijuana, Diego Enrique Osorno

PENSAMIENTO Y REFLEXIÓN
La vida en la calle, Roger Bartra
Las falacias de los apocalípticos, Héctor Villarreal
La cátedra Aristegui, Rogelio Villarreal
El lado oscuro de los medios, Francisco Vidal Bonifaz; Repensar la tele-visión, Heriberto Yépez, entrevistas de Ariel Ruiz Mondragón
El futuro de los periódicos, Raúl Olvera Mijares
La muerte de los diarios, Jesús Manuel Lomelí
Viviendo con los nuevos medios, Alberto Sánchez Allred
La libertad de expresión en México, Juan Carlos Núñez Bustillos
La contrarreforma electoral y la libertad de expresión, Luis González de Alba
Tres revolucionarios de los medios, Héctor Villarreal
Periodismo en venta: un acercamiento al chayote, Salvador García
El Sendero del Peje y la involución del periodismo, Jesús A. Castañeda
El dilema de la verdad en la contrainformación, Ricardo García López
¿Quién vigila al vigilante? La rendición de cuentas de los medios de comunicación, Carlos Enrique Orozco
Radio Tierra y Libertad, Raúl Silva
“As the media watch the world we watch the media”. Apuntes y reflexiones sobre los observatorios de medios, Juan Larrosa
E-lecciones, Gonzalo Soltero
¿YouTube mató a MTV?, Iván de la Torre
La nota que derramó el caso: periodismo y prestidigitación, Malú Huacuja del Toro
Ciencia ¿en los medios?, Durruty Jesús de Alba Martínez
Éste es otro artículo sobre saturación informativa, Paco Inclán
Los analistas televisivos y la administración de las percepciones, Naief Yehya
Asesinatos en La voz que rompe el silencio, Raúl Silva
China reinventada, Eve Gil
Odios religiosos y misóginos, Raúl Olvera Mijares
Berlusconi, el dueño de los medios italianos, Alberto Spiller
De Geraldo a Laura Bozzo. Nostalgia del prestidigitador, Noé Morales Muñoz
El prisionero. Más que un número, Adriana Díaz Enciso
Padre de familia: la pura irreverencia, Joaquín Peón Íñiguez
El Muñecón, un dandy de la radio, Lilián Solórzano
Radio comunitaria en Estados Unidos. Una visión desde Radio Bilingüe, Raúl Silva
Crónicas de la radio por internet. Radio Bordes, Phil Schaap y la BBC, Luis Barbosa

NOTICIAS Y RESEÑAS
Lectores que escriben v LIBROS Y AUTORES In memoriam Olivier Debroise – 25 infamias culturales, de Carmen García Bermejo – Caballos de fuerza, de Rodrigo Márquez Tizano – El Imperio de la Neomemoria, de Heriberto Yépez – El gran vidrio, de Mario Bellatín – Península, Península, de Hernán Lara Zavala – Malacara, de Guillermo Fadanelli – El mundo de lo apagado, de Carmen Simón, y La reina baila hasta morir, de Eve Gil – Elena Garro a diez años de su muerte – Yo quiero que haya mundo... Elena Garro. 50 años de dramaturgia, de Patricia Rosas Lopátegui – Antología del poema en prosa en México, de Luis Ignacio Helguera – Melodrama, de Luis Zapata, en cinco películas – Gritos en el silencio: niñas y mujeres frente a redes de prostitución, de Elvira Reyes Parra – La pluralidad de los mundos de Lewis, de Jacques Roubaud, y Drivethru, de Ricardo Cazares – La revolución rebelde, de Juan Luis Alonso – Dulce amargo, de Dulce María – Guadalajara 2006, de Salvador Gutiérrez Solís – BUZÓN HACHE Novedades en inglés – TIEMPO FUERA, La tiranía de las tradiciones inventadas – CINE Déficit, de Gael García Bernal – Katyn, de Andrzej Wajda – MÚSICA The Puppini Sisters – Lucky, de Nada Surf – Sunday at Devil Dirt, de Isobell Campbell y Mark Lanegan – ARTE Instrucciones y recetas, de Tania Candiani – LITERATURA GRÁFICA Clyde fans Book, de Seth, Lust, de Ellen Forney, I killed Adolf Hitler, de Jason – FOTOGRAFÍA Monumentos menores, de Sandra Calvo y Pedro Ortiz Antoranz – La revista Galán

RÉPLICA A LA POLÍTICA
Monsimanía: una devoción anacrónica, Héctor Villarreal
Otro regalo para Monsiváis, José Ramón López Rubí Calderón
La democracia social posible: una izquierda “tacuba”, Andrés Lajous
Parcialidad desbordada: las actas de Crespo, Francisco Arvizu Hugues
Barack Obama, el terrorismo estadounidense y las políticas del olvido, Douglas C. Nance

Más en Replicante Plus: www.revistareplicante.com

Portada: Paco Estrella
Gráfica de Jorge Alderete, Ivabele Arroyo, Nadia Baram, Juan Bastardo, Peter Beste, Sophie Calle, Miriam Canales, Sergio Garibay, Oliverio Hinojosa, Paula Islas, Guillermo Juárez, David Leeson, Bela Límenes, Marcos López, Pedro Meyer, Ernesto Muñiz, Stig Nygaard, Pelafustán, Jay Puc, Enrique Ramírez, Helena Rey, Tízoc Santibáñez, Tanus, Alberto Tovalín

Blumpi y sus amigos


En la pasada exposición del 23 de julio de los moneros de Milenio en el Museo de la Estampa, Arturo Bermúdez tomó esta foto de Blumpi, amigo y colaborador de Replicante, y sus amigos.

miércoles, julio 23, 2008

La portada del no. 16 de Replicante


Encontré esta foto para la portada de nuestro número 16, dedicado a los medios y la democracia. Ya verán pronto lo que hizo Paco Estrella con esta imagen de Orson Welles como el ciudadano Kane...

La larga y provechosa relación de Marcelo y Emilio


A su consideración, este texto que escribimos Héctor Villarreal y su serviweb sobre la complicidad entre el presidente de la CDHDF y el jefe de Gobierno del DF, puesta en evidencia después del asalto al New's Divine.

Ebrard y Álvarez Icaza, a la sombra de Giuliani

Dos presidenciables
La teatralizada conferencia de prensa de Emilio Álvarez Icaza, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, ha salvado la carrera política de Marcelo Ebrard. Leído como un párvulo titubeante por el ombudsman, y en ese horrendo idiolecto de la corrección política, el discurso que atribuye “responsabilidad ética” a los que fueron secretario de Seguridad y procurador de Justicia le permite al jefe de Gobierno del Distrito Federal restituir la moralidad de su autoridad al despedirlos (al haberles “aceptado su renuncia”).
Nunca un informe de la CDHDF había sido tan esperado por un gobernante ni tan apremiada una recomendación ni tan promovida su espectacular presentación. Es la primera vez que una autoridad prácticamente demanda que se le dirija una recomendación. Algo tan insólito como efectivo. Los dichosos informes que presentó Álvarez Icaza sobre los crímenes que se cometieron en la discoteca New’s Divine y con sus detenidos arbitrariamente poco o nada aportan a lo que ya se sabía por los medios. Sí aportan, en cambio, a sus respectivas aspiraciones: una a la presidencia de la República y otra a la de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Es decir, la política como una relación ganar-ganar.
El periodista Miguel Ángel Velázquez asegura que la renuncia del secretario Joel Ortega “ya estaba en el escritorio de Marcelo Ebrard desde el día después de la tragedia del antro” y que la del procurador Félix Cárdenas “llegó después, pero antes incluso que su propio informe”, y lo más interesante es que

ambas decisiones se conocían en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, y no provenían del chisme, así que matar al muerto no era cuestión de valentía, pero abría la puerta dorada por donde transitarían las ambiciones de quien busca escalar puestos a nivel nacional [La Jornada, 11 de julio de 2008].

¿Nunca más?
La relación política e institucional entre ambos presidenciables data de varios años y episodios. Álvarez Icaza ya conocía, por el mismo Ebrard cuando era secretario de Seguridad Pública, de sus cotidianas violaciones a los derechos humanos como una política pública instituida por él —según la propia CDHDF, la SSP es la institución con mayor número de quejas ante ese organismo. La Recomendación 6/2004 (www.cdhdf.org.mx/index.php?id=rec0604), por ejemplo, documenta que las redadas que llevaban a cabo los “Grupos Operativos Especiales” cometían todos los abusos que vimos en el New’s Divine cuatro años después. En el caso de esta recomendación, los “operativos” se efectuaron en casas habitación y se denominó por la CDHDF como “ejercicio indebido del servicio público, lesiones, abuso sexual, allanamiento de morada, robo, amenazas, detención arbitraria y falsa acusación”, de lo que se presentaron 79 quejas (“peticiones”, dice la Comisión) por muchas más personas agraviadas. Es decir, la política pública para prevenir el delito de narcomenudeo era entrar a las casas a ver si hallaban droga, supuestamente a partir de alguna denuncia anónima, y sorprender a los habitantes en flagrancia o “cuasiflagrancia”. En la misma recomendación se documenta que sacaban a la gente de sus domicilios para subirlas a camiones y que las llevaban a fotografiar antes de ponerla a disposición del Ministerio Público. ¿Alguien recuerda la presentación a la prensa de esta Recomendación que Ebrard no aceptó cumplir cabalmente? Esta Recomendación, cuatro años después, sigue “sujeta a seguimiento”, es decir, pendiente de cumplimiento. Lo que no aceptó Marcelo Ebrard, explícitamente desde entonces, se refiere a “que la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal se abstenga de implementar las Recomendaciones número 32 y 49 propuestas por el Grupo Giuliani Partners, si no existe soporte legal” (www.cdhdf.org.mx/index.php?id=sere0604), que son exactamente las que dan ocasión a redadas como la del New’s Divine.
No está de más citar otra recomendación anterior, la 1/2003 (www.cdhdf.org.mx/index.php?id=rec0103), dirigida también a Marcelo Ebrard Casaubón, por abusos y violaciones de granaderos a los derechos humanos de las personas que ocupaban un predio en Amalacachico, Xochimilco, quienes “fueron agredidas, y al parecer hubieron [sic] varios heridos y muertos. Tenían temor de que la actuación de los granaderos llegara a mayores consecuencias”, según expusieron Nancy Rodríguez Pantoja, Victoria Ríos Arellano, Juan Ramón Gutiérrez y Óscar David Quintero García en su queja a la CDHDF. La “peticionaria” Arely Tabla Rebollar narró que

Ocurría un desalojo en la Delegación Xochimilco. En esos momentos (4 de octubre de 2002) varios granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal arrojaban a los muertos y heridos a los canales de las chinampas, y saqueaban varias casas; los vecinos de su colonia estaban muy asustados.

Por su parte, Félix Agustín Ortiz Ramírez, se quejó de que “con motivo del desalojo de los habitantes del predio “Toltenco”, los granaderos rompieron los puentes de acceso a la Sección 1 de la colonia Amalacachico”. Si hubo muertos o no es algo que no se aclara del todo en esa recomendación. En el operativo de desalojo hubo actos de robo a vecinos y comerciantes por parte de la policía, y a sus reclamos el entonces secretario de Seguridad Pública respondió con una sonrisa irónica: “Les vamos a devolver sus papitas y sus refrescos”. Salió en los noticiarios. La Recomendación no fue aceptada por Marcelo Ebrard. Y ahí quedó el asunto. El oficio político cambia las formas: entonces no hubo mamparas con nombres de víctimas ni informes ampulosos ante los medios. Y esta vez, la del New’s Divine, no hubo la burla de Les vamos a devolver su cóver y su cerveza.
La mayoría seguramente recuerda la negligencia criminal en el caso de los linchamientos de policías en Tláhuac el 23 noviembre de 2004, a donde nunca envió más policías a rescatarlos aduciendo dificultades por “la orografía” de esa delegación. Furioso por haber sido increpado al respecto por un ciudadano, Ebrard le dio un puñetazo en el rostro:

César Hernández Sánchez, un albañil de 20 años quien llevó a su esposa e hija a ver a Andrés Manuel López Obrador al parque La Bombilla, se quedó sin ganas de volver a asistir a algún mitin: con un derechazo a la mandíbula, Marcelo Ebrard le mostró “cómo va a gobernar la ciudad”.
Todo frente a su familia, quien esa tarde del 8 de diciembre pasado vio cómo tras el “descontón” del candidato del PRD a la jefatura de Gobierno, varios de sus simpatizantes todavía tundieron a golpes al joven.
El pecado de César Hernández fue decirle de frente al candidato del sol azteca que era “priista” y preguntarle cómo pretendía ser jefe de Gobierno, “si como secretario de Seguridad Pública dejó morir a dos personas en Tláhuac” [Raymundo Sánchez, “Puñetazo de Ebrard a joven que le recordó caso Tláhuac”, La Crónica de Hoy, 19 de diciembre de 2005].

Como en ese momento Ebrard no era funcionario sino candidato no le competía a la CDHDF pronunciar algo al respecto. Pero, ¿hubo alguna recomendación al Gobierno del Distrito Federal, a la Secretaría de Seguridad Pública, por la negligencia de Ebrard en los linchamientos en Tláhuac? No la hubo. Y ahí quedó el asunto, como tantos otros. No hubo mamparas escenográficas con nombres y edades de víctimas ni informes ampulosos ante los medios. Ni el “nunca más”.

¿Y donde está(ba) el ombudsman?
¿Dónde estuvo el “defensor del pueblo” durante más de un año de redadas impunes en esta administración, contra las que no averiguó ni emitió recomendación alguna en relación con detenciones arbitrarias que violan derechos fundamentales, instituidas como política pública (como en los peores épocas del priismo)? ¿A qué se ha dedicado Álvarez Icaza ante esta política pública y otras violatorias de derechos humanos fundamentales? ¿No las había visto? ¿No se había percatado de ellas? Hay constancia de que tenía conocimiento de ellas desde que Ebrard era secretario de Seguridad Pública. Quizá ha estado muy ocupado en su campaña a La Nacional (CNDH), en su pleito con Soberanes, en su carrera política. O hacía que no se daba cuenta para llevarla tranquila con el jefe Ebrard y sus diputados, para que le sigan aprobando sus incrementos presupuestales cada año. Por eso sólo les manda unas pocas recomendaciones al año y dos o tres declaraciones medio críticas a la prensa y así se la llevan, cordialmente, como antes con Encinas, a quien no confrontó ni por la avalancha de quejas que recibió por el bloqueo del Paseo de la Reforma y el Centro Histórico de la Ciudad de México.
En relación con los asesinatos de la discoteca New’s Divine, Emilio Álvarez Icaza se demoró casi tres semanas en lo que pudo informar a las 72 horas de ocurridos los homicidios y de lo que los medios dieron cuenta con profusión de detalles. Todos sabíamos, por evidentes, de las violaciones a los derechos que se cometieron. Ebrard decía: Hay que esperar al informe de la Comisión, y ganaba tiempo para ir sacrificando peones que salvaran su posición. El ombudsman tampoco dijo nada. ¡Fue una semana después al lugar de los hechos a ver si había pasado algo! Pero un alud de fotografías y videos publicados en numerosos medios ya nos habían dado cuenta de los hechos e impidieron que el presidente de la CDHDF consintiera la impunidad total, a lo que influyó para que no demorara más la presión para que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos atrajera el caso. Como dice Miguel Ángel Velázquez,

en la cúspide de su histrionismo, con el moño negro sobre la solapa —que sólo usó para esa mañana—, pretendió, aunque no pudo, lanzar un grito de ya basta, que se ahogó en su protagonismo [...] Y todo eso —el moño, la mampara, el grito ahogado— ¿era necesario para establecer la hipótesis de culpabilidad que ya hasta sentencia tenía?

Un verdadero defensor del pueblo tendría que haber ido al lugar desde que la información empezó a aparecer en los medios. Los menores detenidos fueron liberados doce horas después. Era obvio que sí alcanzaba a llegar a dondequiera que los tuvieran. Ah, pero como los muertos, heridos y vejadas no son de la APPO ni del EPR ni del FDN ni de las FARC o asociados el tratamiento es distinto, como el de esas oenegés clientelares y maiceadas que muy orondas declaran que no protestan porque “no hay suficientes elementos” o porque “ya están consignados” los responsables. Éste es el problema de hacer de la defensa de los derechos humanos un asunto ideológico de izquierda vs. derecha: discriminar positiva o negativamente a los victimarios y a las víctimas según se incluyan en una, en otra o en ninguna. ¿Defensa o simulación?

Bendita “responsabilidad ética”
Ahora, no pocos periodistas y “analistas” se han ido con la finta de la vacilada de la “responsabilidad ética”. Eso no existe. Lo que hay son violaciones a los derechos humanos fundamentales, violación a las garantías individuales, y los servidores públicos que las hayan cometido tienen responsabilidad administrativa (así como por prestación ineficiente del servicio público) y penal. La Contraloría, no la CDHDF —que no puede— debería haber inhabilitado a Joel Ortega y a Rodolfo Félix Cárdenas junto con los rufianes del ERUM (ésos que se dedican a pedir dinero en botes), que negaron la prestación del servicio (ayuda humanitaria) a víctimas civiles, e imponerles sanciones económicas a ellos, no al propietario del antro. Que ellos paguen de su bolsa las indemnizaciones a las víctimas.
Así como están mal diseñadas e instituidas las políticas públicas de seguridad, también lo están las relativas a las comisiones de derechos humanos, pues ¿qué es eso de “responsabilidad ética”? Es como si el director del Metro, ante un choque de dos convoyes con varios muertos, corre a dos subdirectores y luego dicen que éstos tuvieron responsabilidad “ética” y aquél “política”.
El ombudsman cubrió la espalda al jefe de Gobierno al no haber dado cuenta en la espectacular conferencia de prensa del historial de recomendaciones que se ha negado a aceptar o ha incumplido. Esto se debe a que las comisiones de derechos humanos, en México, no fueron diseñadas o creadas para proteger a los ciudadanos de los abusos de servidores públicos, sino para restituir legitimidad a los políticos y a las agencias gubernamentales en momentos de crisis.
Vamos a ver qué tal le llega al ombudsman capitalino su aumento presupuestal en términos porcentuales para enero. Le va a ir bien.

Nota. Los autores de este artículo trabajamos en la Subdirección de Publicaciones de la CDHDF durante 2003, periodo en el cual atestiguamos o padecimos violaciones a los derechos humanos —incluidos los laborales—, de las cuales nos quejamos por los medios institucionales debidos, de manera documentada, que en el caso de uno las respuestas no fueron favorables y en el otro ni siquiera se dieron. Véase Rogelio Villarreal, “Por qué dejé la Comisión”, y Héctor Villarreal, “¿Y quién nos defiende de los ombudsman?”, Día Siete, no. 186, febrero de 2004. Sobre los criterios políticos —no necesariamente legales— que determinan las decisiones en la CDHDF, en detrimento o agravio a los derechos humanos de ciudadanos o grupos vulnerables en la ciudad de México, véase de Elvira Reyes Parra su reciente libro Gritos en el silencio: niñas y mujeres frente a redes de prostitución. Un revés para los derechos humanos [Porrúa/Cámara de Diputados, 2007], en el que da cuenta de algunos casos de entre muchos.

sábado, julio 19, 2008

Dos conservadores nacionalistas: López Obrador y Carlos Monsiváis

Un texto un tanto largo sobre estos dos personajes publicado en http://www.periodistasenlinea.org/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=8708&mode=thread&order=0&thold=0

Va un fragmento:

Para consignar las burlas y mentiras consuetudinarias de Obrador hacen falta varias páginas (lo que ya se ha hecho, allí están, en las hemerotecas y en la Red). Como Jefe de Gobierno vetó la Ley de Sociedades de convivencia y encriptó los costos de construcción del segundo piso de la principal vía rápida de la ciudad -a la que endeudó escandalosamente-, regaló terrenos a la Iglesia católica, vetó la información y la transparencia y remató propiedades del Centro Histórico al hombre más rico del mundo (¿o el segundo?), todo ello al amparo de la consigna 'Primero los pobres'. Bautizado 'Rayito de Esperanza' por él mismo -no se ría-, como candidato a la Presidencia por la Coalición por el Bien de Todos arremetía contra la derecha con un destemplado discurso de izquierda pero con un programa robado al anciano priismo de los años setenta -no me crea a mí: compruébelo cotejando -críticamente, por favor- los cincuenta puntos de su Proyecto alternativo de nación [Grijalbo, 2006].
El representante de esa izquierda espuria recitaba lemas insulsos en su carrera hacia la residencia presidencial como 'Honestidad valiente' y 'Sonríe, la felicidad está por llegar'. Pero la honestidad lo repelía y la puta felicidad nunca llegó. López Obrador perdió las elecciones después de una campaña feroz y por unos pocos votos. Afloró entonces con más nitidez su talante antidemocrático: gritó fraude y millones le creyeron, incluyendo a intelectuales ofuscados e ignorantes fervorosos. Un fraude que nadie probó pero cuya sola posibilidad se alimentó de la atávica desconfianza en un sistema edificado en la trampa (el mismo que él como priista había ayudado a cimentar). Obrador y Calderón, el candidato de la derecha -y cuyo triunfo era 'moralmente imposible', alegaba aquél con su voz tipluda- alcanzaron más o menos 15 millones de votos cada uno. Madrazo, el priista, recogió 9 millones y la candidata socialdemócrata, Patricia Mercado, dos millones. Así, no está de más señalar que 26 millones de ciudadanos votaron efectivamente contra Obrador. Sin embargo, desde que inventó el mito del fraude el izquierdista apócrifo -y su estado mayor compuesto de priistas de vergonzoso historial: inmejorables compañeros de viaje- afirma que tiene al -pueblo bueno- de su lado. Incapaz de aceptar las reglas de una democracia endeble y defectuosa, y a la que desea descoyuntar, Obrador se proclamó 'presidente legítimo' de México ante un zócalo lleno de fieles en una delirante, apoteósica y operística ceremonia teatral.
Y aún hoy, a más de dos años de distancia, hay 'analistas' de medio pelo que siguen creyendo en el Obrador justiciero que encarna la rabia de los pobrecitos todos del país y por ello justifican no solamente sus mitos, chantajes y mentiras, sino su primitiva -priista- e irracional manera de hacer política. Escribe, por ejemplo, Jorge Zepeda:

Estoy convencido de que AMLO y las causas que representa son absolutamente indispensables para la salud de la República. [...] Hay un linchamiento mediático de López Obrador que muchos están “comprando”. Algunos se preguntan qué hacer con esta piedra en el zapato que constituye su movimiento. Yo diría que pese a su retórica y su populismo, López Obrador es imprescindible.

Por ello Zepeda justifica acciones violentas como la toma del Congreso. 'El problema', escribe, 'es que no vivimos en un Estado de derecho, ni los problemas se resuelven con el diálogo', una declaración que lo emparienta con Arnaldo Córdova y sus opiniones sobre la izquierda 'violentita' y graciosamente corrupta -por desgracia no vivimos en Suecia, se lamentan los dos. Se olvidan Zepeda y Córdova de que, lo quieran o no,

a lo largo de veintidós años el país optó por una transición pacífica: de la reforma política que legalizó al Partido Comunista en 1978 a la derrota presidencial del PRI en el 2000. En ocho años, López Obrador ha llevado al país a la orilla de la guerra civil, ha dividido al país, ha sustituido la política por el odio y el rencor y ha envenenado la transición [Carlos Ramírez].

¿Exageración? Manuel Camacho declaró poco después de las elecciones: 'si no se cuentan los votos, toda esta gente que trae ahorita una sonrisa, pues va a levantar un puño', y en una manifestación en julio de 2006 un hombre portaba una pancarta que decía 'Haz patria, mata a Calderón' (la fotografía puede verse en la edición del 17 de julio del diario Reforma). Víctima del fraude inexistente —su mayor mentira, con la del “cerco informativo”—, Obrador odia a muerte al presidente Felipe Calderón y no oculta sus intenciones de bloquearlo y hasta de derrocarlo. A como dé lugar, con elecciones o sin ellas, López Obrador ansía el poder. Su estrategia recuerda la de los viejos maoístas: 'mientras peor se pongan las cosas, mejor para nosotros'. Calderón, por desgracia, no tiene a los mejores hombres de su lado, pero el 'presidente legítimo' sí que tiene a los peores.

La cátedra Aristegui

Un texto sobre Aristegui publicado hace una semana en Milenio Monterrey.

'¿Qué clase de democracia hace eso con sus jóvenes?', pregunta Carmen Aristegui al eufórico auditorio que acudió a verla la noche del martes 1 de julio al Paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara en el marco de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar. La pregunta queda en el aire pero nadie la responde. Ella tampoco. Aristegui había subido al podio después de la elogiosa presentación de Fernando del Paso, quien, visto de lejos o por los monitores, se asemeja un poco a Ibsen. Una larga ovación la recibió como si se tratara de una cantante de moda. La charla lleva por título 'Medios y democracia', pero su exposición versa más sobre la historia del autoritarismo del sistema político mexicano que surgió después de la revolución y un poco en torno a la estrecha complicidad de los grandes medios -la prensa y la televisión, sobre todo- con los sucesivos gobiernos priistas. Nada que un estudiante de comunicación o periodismo medianamente informado no supiera ya. El monopolio de Televisa, el duopolio de Televisa y TV Azteca, la fallida transición a la democracia, la Ley Televisa (votada por todos los congresistas, incluidos los del PRD guiados por Pablo Gómez, que después recularon). No hay estudio, no hay análisis ni casos concretos. No importa: al auditorio, convencido, le basta solamente su palabra.
No se trató estrictamente de una cátedra, a pesar de que la Universidad de Guadalajara así lo venía anunciando. Lejos de exponer de manera sistemática y analítica un tema, como lo hizo hace más de un año en ese mismo espacio Néstor García Canclini al hablar de 'Patrimonio y arte: cómo viajan en la globalización', el de Aristegui fue más bien un discurso previsible dedicado a cosechar aplausos y vítores de manera fácil —y a eso iban los numerosos fans. Según ella, la culpa del fracaso de la transición a la democracia es única y exclusivamente de Vicente Fox, quien dilapidó miserablemente su enorme capital político -en esto coincidimos-. No de López Obrador, jamás, cuya invención del fraude electoral el 2 de julio de 2006 sigue provocando mucho más daño aún que las torpezas y omisiones de un presidente inepto y pasmado. Esto no lo dijo.
De acuerdo con Aristegui, la transición a la democracia se inició con el movimiento de protesta por el fraude de Carlos Salinas contra Cuauhtémoc Cárdenas y la formación del núcleo de lo que más adelante sería el Partido de la Revolución Democrática. En su exposición se olvidó de mencionar el movimiento del 68 -precedido por las protestas unos años antes de ferrocarrileros, médicos, campesinos y maestros- como el punto de arranque de un largo ciclo que cerraría una primera etapa con la derrota y expulsión de Los Pinos del septuagenario Revolucionario Institucional. De manera significativa, Aristegui insinúa que en 2006 se cometió otro fraude, esta vez contra López Obrador, y menciona a favor de esta tesis (aplausos y gritos del público, sonrisa de la periodista) el reciente libro de José Antonio Crespo 2006. Hablan las actas [Debate, 2008]. En su análisis Crespo concluye que no puede tenerse la certeza sobre quién ganó las elecciones debido a la gran cantidad de errores aritméticos (inconsistencias e irregularidades) cometidos durante el proceso de conteo de los votos y a la decisión del Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación de no contarlos todos de nuevo y dictaminar a pesar de ello. Sin embargo, Crespo no habla nunca de fraude electoral, de hecho, desenmascara el 'megafraude', esgrimido por AMLO y adláteres, tanto como sostiene la incertidumbre respecto el triunfo de Calderón Hinojosa, pero sin afirmar sobre una voltereta en los resultados. Otros análisis, como los de Fernando Pliego Carrasco (El mito del fraude electoral en México [Pax, 2007]) o Javier Aparicio (sus diversos estudios sobre las elecciones en www.cide.edu/investigadores/aparicio/elecciones/) -no mencionados por Aristegui- han demostrado científicamente la imposibilidad del fraude contra López Obrador, a quien la periodista dedicaba largos tramos de su desaparecido y llorado noticiario en W Radio: 'Carmen, regresa a W, te extrañamos', decía un cartel sostenido por una persona a la entrada del hermoso edificio.
La guerra contra los narcotraficantes y los miles de muertos, el desdibujamiento de la opción de izquierda representada por el PRD, la incerteza histórica sobre el verdadero ganador de la contienda electoral, las dudas sobre la libertad de expresión en México son los temas de la charla de Aristegui. Una alusión a la muerte de los nueve adolescentes y tres policías en el asalto a la discoteca New’s Divine: '¿Qué clase de democracia hace eso con los jóvenes?', pregunta Aristegui sin contestar. ¿Qué piensa su público fiel? ¿Se responderá acaso con la respuesta evidente? La democracia de un gobierno 'de izquierda' con varios años ya en el poder en la Ciudad de México (Cárdenas, Robles, López Obrador, Ebrard) que no ha querido moralizar a su policía ni mucho menos erradicar la profunda corrupción que carcome sus entrañas. Una democracia 'de izquierda' que perpetúa la nefasta concepción priista -y apropiada por los demás partidos- de que ser joven es igual a ser criminal. Pero eso ya no lo dijo Aristegui, pensando quizá que el movimiento obradorista, libre de ataduras partidarias y afianzado en el 'pueblo bueno', sí hará realidad efectivamente el sueño de justicia y libertad para el país. Al parecer, Aristegui sigue pensando que Hildebrando metió las manos en el proceso electoral, que la anciana de Zongolica sí fue violada por militares y que el 2 de julio de 2006 los astutos panistas cometieron un monstruoso fraude contra el ahora “presidente legítimo” de México y su angelical círculo íntimo de ex salinistas resentidos. Por suerte Aristegui aún puede decir lo que quiera en este país y ser extraordinariamente bien pagada por ello.

Alternativas de la izquierda en México

Éste es el texto que leyó mi primazo Héctor Villarreal en el foro 'Las alternativas de las izquierdas en México', al que nos invitó el buen Andrés Lajous.

Alternativas de la izquierda en México
O el indeseable triunfo moral de la izquierda, de la derecha o de lo que sea

Héctor Villarreal

¿Le puedo ir al América y ser de izquierda? ¿Sí o no? ¿Hay alternativa en eso? La pregunta no es frívola. En algunos lugares y épocas ha podido ser un asunto de vida o muerte. ¿Le puedo ir al América o le tengo que ir a Pumas o a las Chivas? ¿O a cualquiera menos al América? ¿O como sujeto consciente de mi clase y vanguardia del proletariado debo rechazar los opiáceos alienantes de los aparatos ideológicos del Estado capitalista, es decir, no debo ver fútbol? ¿Le puedo ir al América o es traición a la patria? (De la lectura que hago del Manifiesto Comunista resulta que no hay nada más izquierdista que traicionar a la patria o ser antipatriota.) ¿Puedo tener amigos panistas? ¿Puedo afirmar públicamente que la elección de 2006 fue legal y transparente, con errores, pero que no hubo fraude? ¿O eso le corresponde a la derecha? ¿Y comer en McDonalds, comprar en Wal Mart, jugar fútbol americano o escuchar rock? ¿O sería un 'comportamiento' no de izquierda y por ello merecería la expulsión o purga del partido para que éste se quede integrado solamente por los puros entre los puros?
Para llegar a estas preguntas hice un recuento de las alternativas que considero que la izquierda se ha planteado más o menos desde hace 150 años. Puesto que una lista exhaustiva sería larguísima, acoto a las que considero principales. Primero pensé en distinguir entre alternativas del pasado y del presente, pero al concluir me pareció que la mayoría siguen más o menos vigentes. Si actualmente aparecen como alternativas es porque en algunos lugares y épocas no lo fueron, inclusive en México. Son alternativas no necesariamente excluyentes entre sí, que admiten posiciones intermedias, tantas como cada izquierda o militante defina. Éstas son:

La alternativa (no) de clase o de la inclusión
¿Se tiene que ser proletario para ser de izquierda? ¿O caben sujetos de otras clases, incluso de la burguesía? ¿O a condición de qué?

La alternativa (no) materialista o tolerante a las creencias
¿Se tiene que ser ateo y promover la abolición de todos los cultos religiosos para ser de izquierda? ¿O se puede ser guadalupano? ¿O hay que ir a misa sólo con los de la teología de la liberación? ¿O hay algunas religiones o carismas religiosos que son incompatibles con la izquierda? ¿Es un asunto personal o de interés público?

La alternativa (no) armada o de estrategia
¿Cuál debe ser la vía de acceso al poder? ¿Armada revolucionaria o democrática partidista? ¿O formas de movilización y confrontación no armada que pongan en crisis la gobernabilidad y estabilidad del régimen, que socaven las instituciones del Estado, para provocar la dimisión del grupo en el poder? ¿O una combinación de ellas?

La alternativa (no) organizada o de vanguardia
¿Cómo debe organizarse la militancia de la izquierda? ¿En forma de partido, de frente, de movimiento o de guerrilla? ¿O en formas no estructuradas que pueden ser virales, rizómicas, nodales o multitudinarias? ¿O combinaciones de ellas?

La alternativa de toma de decisiones
¿Cómo se deben tomar las decisiones en estas organizaciones? ¿De manera cupular, vertical y descendente o descentralizada y ascendente? ¿En asamblea permanente, asamblea ordinaria periódica, por voto universal y secreto? ¿A mano alzada o a voluntad de caudillos y líderes morales? ¿Qué decisiones deben corresponder a cada procedimiento o figura responsable?

La alternativa (no) maquiavélica o moralista
¿Le corresponde o no a la izquierda proponer o promulgar códigos o normas morales para todos o algunos, predicar virtudes cívicas, ser conciencia crítica de la sociedad, del pueblo, o tener en todos sus militantes ejemplos de virtudes? ¿Hay que ser, además de honesto, honrado y bien portado, optimista, solidario y ascético? ¿El izquierdista debe predicar moral pública con su ejemplo? ¿Las izquierdas debe disputar con las derechas y asociaciones religiosas el espacio simbólico de la moral en la vida pública?

La alternativa (no) marxista o epistemológica
¿Para ser izquierdista hay que ser marxista? ¿El análisis de la realidad y la guía para la acción debe basarse en el materialismo dialéctico y en el materialismo histórico? ¿O puede haber otras metodologías y enfoques teóricos? ¿O ahora el conspiracionismo debe ser el marco teórico para el análisis de la realidad?

La alternativa no socialista o pluralista
¿La izquierda tiene que ser socialista o hay otras posibilidades? ¿Se puede ser puramente liberal de izquierda? En algún momento se cambió en el discurso de la izquierda la palabra revolución por la palabra democracia. ¿Se puede también cambiar la palabra socialismo por la palabra democracia? ¿O por la palabra liberalismo? ¿El socialismo dejó de ser el fin último de toda izquierda?

La alternativa económica
¿Economía centralmente planificada o economía de libre mercado? ¿O cuál es el punto intermedio apropiado o idóneo para cada izquierda? ¿Estados Unidos no y China sí?

La alternativa (no) internacionalista o apátrida
¿La izquierda tiene que ser nacionalista? ¿Se tiene que defender a la patria para ser de izquierda? ¿Por qué? (No entiendo cómo ni por qué muchas izquierdas se hicieron nacionalistas y por qué no se plantean la alternativa de dejar de serlo, especialmente si, como dice Benedict Anderson, la nación es una comunidad imaginaria, y, de acuerdo con Néstor García Canclini, la identidad es una construcción que se relata, y, por tanto, la identidad nacional es un relato.)

La alternativa (no) totalitaria o desideologizada
Las alternativas anteriores y muchas otras están determinadas por ésta, por definir y asumir si izquierda es un concepto totalitario, holístico, o que debe limitarse a un aspecto concreto, específico, de la realidad. Es la alternativa de cada militante en ir por el mundo con los anteojos ideológicos con los que todo a su paso aparece como de izquierda o derecha, o si opta por una multitud de categorías o ejes analíticos que no sean ideológicos. La alternativa es dejar de ser izquierdista en todo o para todo, que no haya militancias de tiempo completo, al cabo que ya es parte de la normalidad democrática que los políticos profesionales cambien de partido según se presenten mejores oportunidades o incentivos en uno que en otro.
¿Cuál debe ser el ámbito específico al que deben acotarse los conceptos izquierda y derecha? En mi opinión, en democracias representativas, debe ser exclusivamente el de las políticas públicas. ¿Qué características deberían tener las políticas públicas de izquierda? Para esto resulta muy útil recurrir a la teorización de Norberto Bobbio posterior a la implosión de la Unión Soviética, según la cual la izquierda ha de caracterizarse por su énfasis en la igualdad y la derecha por la libertad. Si llevamos esto a un plano cartesiano el centro sería el punto de equilibrio entre igualdad y libertad. Las políticas públicas de izquierda serían las que procurasen efectos a favor de la igualdad o equidad, incluso a costa de restringir o limitar algunas libertades.
Un partido de izquierda tendría que ser el que promueva o proponga políticas públicas con este criterio, y un partido de centro izquierda el que las impulse sin que se conculquen libertades fundamentales y las demás se mantengan al menos en márgenes mínimos, dependiendo de las condiciones de cada país o región.
La alternativa no totalitaria puede ser exclusivamente esto: un asunto de políticas públicas. Entre el todo debe ser ideologizado o nada debe serlo, cada izquierda o militante debería definirse en algún rango de mínimos o máximos. Pero entre más se acerque a una opción de que izquierda es un asunto específico de matiz de políticas públicas, esta palabra dejaría de ser un fetiche ideológico y de significar un estilo de vida o tribunal de la moral. Optar por esta alternativa implicaría superar visiones de pobres igual a buenos, ricos igual a malos, o de culpar a la derecha de la pobreza que hay en el mundo, de si llueve o no llueve, o de una marca de tenis en vez de otra. Favorecería mucho a la posibilidad de incluir múltiples categorías o ejes analíticos distintos al de izquierda-derecha (hay mucho más y mejores maneras de explicar la realidad). Dejaría de ser un asunto de defensores de la patria contra traidores a la patria; no tendría relación con lealtades a caudillos, mitificación de episodios históricos, alucinaciones o actos de fe de héroes contra conspiraciones.
Una política pública de izquierda no tendría que tener relación con la soberanía o el nacionalismo. Tendría que tenerla, de manera muy importante, con política fiscal, de distribución del ingreso, de promoción del empleo y los salarios; de meterle mano a fondo a las leyes de ingreso y a los decretos de presupuesto. Pero eso es lo que más brilla por su ausencia.
La alternativa desideologizada es una más. Y cada izquierda podría optar por ella hasta el punto que mejor considere.
dialogo@hectorvillarreal.info

Hace seis años


Hoy, 19 de julio, hace seis años murió mi padre. En la madrugada, cerca del amanecer. En Torreón, a donde yo no iba desde hacía varios meses. No resistió el tercer infarto. Poco antes de morir bromeó con la señora que lo cuidó los últimos años y con la enfermera del hospital: 'Escuchen, el teléfono, no lo oyen?' 'Ay, no, don Rogelio, no está sonando ningún teléfono...' 'Sí, cómo no, oigan, seis seis seis, es el Diablo, me está llamando!' Y se reía burlonamente de la cara de sus asustadas cuidadoras.

Curiosamente, hoy recibí dos mails. Uno de ellos era de un chavo que quiere ejemplares atrasados de Replicante, y en el que además me preguntaba si el señor que aparece en la portada del número de fotografía es mi padre. Desde luego. El otro era de Othón Villela, un viejo amigo de mi padre que compró la revista al reconocerlo en la portada.

Hoy, en la Ciudad de México, mi mamá y algunos de mis hermanos fueron al pequeño bosque en donde esparcimos sus cenizas.